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Rubén Magnano hizo historia de la grande con Argentina. El cordobés fue el conductor del oro olímpico en Atenas 2004, culminando un trabajo que comenzó en 2000 con una generación que también logró el subcampeonato en el Mundial de Indianápolis 2002. Sin embargo, hubo una oferta que a cualquiera podría haberle dado muchas dudas, pero a él no.

Es que Real Madrid llamó a sus puertas en un momento donde la Casa Blanca necesitaba un conductor dado los malos resultados que había tenido, sin siquiera pasar de la primera fase de la Euroliga y lejos de ganar en la ACB, quedando por primera vez en su historia afuera de los playoffs. Es más, en la 2002/03 no había conseguido título alguno.

En su biografía, escrita por Gabriel Rosenbaun, contó al detalle: “Nunca conté esto. En 2003 el Real Madrid me llamó para que me hiciera cargo del equipo en la Liga ACB. No solo rechacé aquella oferta porque mi contrato con la Confederación Argentina recién se terminaba en 2004. El desempeño en el Mundial 2002 nos había potenciado y yo tenía muy claro que quería seguir conduciendo a la Selección Argentina hasta los Juegos Olímpicos de Atenas”.

Y agregó: “La oferta del club español seguramente habría multiplicado varias veces lo que cobraba como entrenador del seleccionado nacional. Sin embargo, ni siquiera llegamos a hablar de dinero con la gente del Madrid. Mi cabeza estaba puesta de lleno en recorrer ese camino con la Selección, aun cuando ni siquiera tuviésemos asegurada nuestra clasificación olímpica: debíamos ganárnosla en el Preolímpico de Puerto Rico”.

El propio Lolo Sainz, leyenda de la Casa Blanca y que en ese momento estaba a cargo del básquet, confirmó esto en el mismo libro: “Aunque nuestra manera de realizar fichajes era a través de agentes, me puse en contacto con Rubén para ver, sobre todo, su disponibilidad. Estuve en Indianápolis como coordinador de la Selección de España y vi a un equipo portentoso que mereció ser campeón: Argentina”.

En este sentido siguió: “Tenía un magnifico plantel de jugadores, pero lo que más me llamó la atención fue su entrenador, que dio un recital sobre cómo llevar un equipo lleno de estrellas. Nos gustaba su modo de trabajo, su personalidad dirigiendo, su ética, su comportamiento señorial dentro y fuera de la cancha, su humildad, además de sus grandes conocimientos técnicos y tácticos. Todo esto le hacía un entrenador muy acorde con lo que buscábamos”.

Finalmente, Magnano ni dio chances de avanzar en las charlas y Real Madrid debió apuntar para otro lado. El elegido finalmente fue Julio Lamas, que estuvo en esa 2003/04 a lo largo de 56 partidos. Una negativa que tenía un objetivo claro, llegar a Atenas 2004 y ver de qué estaba hecha aquella Selección Argentina que Rubén armó a imagen y semejanza suya. El resto, es historia.

Alejandro Malky / [email protected]
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