A 20 años del oro olímpico

Rubén Magnano y el oro olímpico: “Es ejemplificador de que se puede”

20:16 24/08/2024 | El entrenador del campeón olímpico repasó con Básquet Plus la gran conquista, todo lo que vivió y el significado que tiene para él a 20 años de la gesta en Atenas.

Magnano, el conductor del oro olímpico

Rubén Magnano fue el gran conductor de la Generación Dorada. El cordobés guió al equipo argentino desde 2001 y lo llevó a la mayor gesta con el oro en Atenas 2004.

-¿Te costó mucho armar el equipo?

. No. Se sustenta en aquellos que con los años sigo descubriendo cosas. Tiene que ver muchísimo el gran aprendizaje que fueron la gran cantidad de años que tuve como asistente técnico, viviendo 8 años de primer asistente, observando los equipos, los comportamientos, todo. Me ayudó muchísimo a tener claro cuando tenía que tomar una decisión. A veces soy muy repetitivo, pero siempre me hice cargo de las decisiones que he tomado, pero que me ayudó mucho esos 8 años de percibir sobre todo comportamientos, actitudes, compromisos. El conocimiento te permite y te ayuda a tomar buenas decisiones. Y no escapa a la conformación del equipo. Ojo que no estoy suelto de cuerpo cuando tengo que decirle a un jugador, sobre todo en la última parte, que no va a estar dentro de los 12, eso me parece que es el trago amargo que tiene que digerir un entrenador, es lo que a mi me pasaba, la parte media difícil, pero muy consciente de los por qué los tomo. Ojo que no es una cosa unilateral, porque si bien uno sale a la luz manifestando 12 nombres, eso ha estado hablado con muchos personajes que componen el cuerpo técnico, la gente más allegada de confianza, donde cada uno va a emitir un juicio, va a determinar un por qué.

-¿Qué sistema utilizabas para decirle a los jugadores que estaban o que no estaba?

. Cara a cara. Han sido reuniones personales. Tuve una gran lección de vida cuando me tocó decidir que quedaba afuera Dani Farabello. Fue el jugador 13, decidí que tenía que ser él el que quedaba afuera, pero él me dio una lección de vida. Por eso yo soy extremadamente respetuoso de este tipo de jugador, de persona. Me dijo ‘yo nunca te pregunté por qué me convocaste, ahora no te voy a pedir el por qué quedo afuera’. Y eso fortificó mucho mi decisión de no estar diciendo el por qué.

- Llamabas al que no iba a estar de a uno.

. Son situaciones muy límite donde las conversaciones no hay que dilatarlas mucho, porque son antipáticas, sobre todo para la persona que recibe la información de este tipo, con toda la ilusión. Pero estamos hablando de gente muy inteligente, que a la postre se dan cuenta en el día a día cuál es el estadío que ellos van teniendo en relación a lo que se vive en el campo de juego, e incluso que tiene que ver con gente que se recupera de lesiones, que no pueden estar al cien por cien, son todas variables que seguramente los jugadores que son coherentes lo van asumiendo. Pero estimo que la ilusión de quedar nunca la pierden. Son situaciones extremadamente especiales y uno tiene que ser, sobre todo, extremadamente honesto con lo que prima, en este caso, la Selección Argentina.

- Para los Juegos Olímpicos se da que se rompe el ‘grupo original’ con lo de Lucas y el Toro, pero irrumpen Carlitos y Walter. ¿Te dabas cuenta que para romper esa familia iba a ser necesario que el que ingresara fuera un 120% más que el que se iba?

. A mi alcanzaba para evaluar lo que yo visualizaba en el día a día en el campo de juego. Es el verdadero templo donde construimos al equipo en todos los sentidos. Todo lo que transmitís lo hacés en el campo de juego, y esa es la evaluación que yo me dejo. Prefiero tener a un jugador al 100% que a un jugador que ya viene con un 50% por lo que observamos, por eso creo que la síntesis de todo esto tiene que ver, primero con qué calidad de preparación tienen esos jugadores, porque es lo que nos va a permitir salir a competir a un buen nivel en el caso que eso suceda. Los que ingresaban tampoco eran desconocidos, uno sabía que en ese momento quedaban afuera dos chicos que venían ya de años, pero creo que sería muy de acomodarse dejando de pensar en algo que es interesante que es la productividad que puede llegar a tener el equipo en caso de ser necesario.

- Pero ese ítem de familia estaba en la balanza.

. Siempre está, no es un ítem que uno tiene que descuidar el de las relaciones humanas. Ahora, un muchacho que está con dolores, no está produciendo, está siendo atendido, qué pasa si eso sucede durante una competencia madre, se queda afuera y los responsables somos nosotros que trajimos a un jugador que no estaba en condiciones de traer. Tuvo mucho que ver en ese momento las dolencias que tenían para hacer una evaluación final.

- El día que tenés que dar la lista en Mar del Plata, Puma renuncia porque tenía una sensación de que no estaba bien físicamente.

. En 2002 después de Lituania en Ferro, se lesiona y había pedido quedar afuera, que va Dani. Eso fue el primer indicio. Ahí hubo una charla interesante de respetar algunos tiempos de consulta con sus seres queridos para que termine tomando una decisión y que no se quede con lo que había pasado en el juego o su productividad. A la postre salió bien porque él decide sumarse. En ese 2004 seguramente se me vino en la cabeza lo que había pasado en Ferro, y para mi era un personaje que merecía bajo todos los aspectos, incluso por cosas que habíamos vivido. En una preparación mandaron a un médico y preparador físico del Valencia a seguirlo en la preparación, querían meterse dentro de la preparación y no se los permitimos. Aceptamos que venga y se instale sin participar directo, el muchacho estuvo menos de dos días y se volvió porque vio que la cosa estaba bien encaminada.

- Con el diario del lunes y 20 años después, esa decisión terminó siendo clave. El que lo reemplazara iba a ser un jugador distinto, y Puma no era un jugador con poca injerencia en el equipo.

. Por momentos, incluso en la final olímpica, fue determinante. Voy a seguir sosteniendo mi coherencia, no conjugo los hubiera o hubiese. El equipo ha tenido la capacidad y la grandeza de superar situaciones muy difíciles y ha dado la cara de igual manera, incluso logrando cosas. Eso no quita mérito en absoluto de la capacidad y la entrega de la persona que es Alejandro Montecchia. Afortunadamente tomamos esa decisión, a la postre salió bien en buena hora para todos.

-¿Tomaste un poco más de riesgo por tener a Carlitos como una tercera opción de base? Fue la primera vez que llevaste dos bases.

. Fue una situación límite. Era un poco la idea, íbamos con dos armades bien definidos y con las espaldas cubiertas por cualquier situación adversa porque tanto Delfino como el Manu tranquilamente podían ejercer el oficio.

- En el 2002 armaste un sistema de trabajo muy puntual, largo, muy duro, con mucho desgaste en los entrenamientos, y eso se notó en el rendimiento del equipo que fue un tren. En 2003 está el torneo en Puerto Rico donde el equipo tiene un bajón de entrada y cuando le tocan los partidos importantes vuelve a mostrar su faceta competitiva. Y en el 2004, antes de ir a los Juegos, están los famosos amistosos en Argentina que no fueron demasiado buenos, por lo menos, en los resultados. Todos hablan de que no había que tomarlos en cuenta porque se entrenaba, la puesta a punto, pero como entrenador, ¿qué sensación te quedaba el día que fuiste a Ezeiza con el equipo y se fueron de Argentina?

. Hasta ese vuelo, lo que habíamos hecho acá, el título sería ‘regular’. Ponés en comparación lo que habíamos vivido con antelación camino a Neuquén, Indianápolis, donde el equipo estuvo muy cerquita en todos los procesos casi a la excelencia. No sucedió lo mismo, incluso por variables que no tenían nada que ver con la preparación específica, situaciones de lesiones, recuperaciones, permisos de no tener prontamente en nuestra mano para poder trabajar. Lejos de ser un justificativo, uno se da cuenta que hay situaciones externas que pueden incidir en una preparación, que para mi es la madre de todo suceso. Por eso digo que el primer partido que tenés que ganar es la preparación de tu equipo. Acá vivimos situaciones bastante complicadas, sobre todo en Córdoba que salimos cuartos contra España B, Brasil B, había presiones por el tema Ginóbili que estaba siendo resguardado, pero eso me hacía cargo yo. Lo que si he tenido claro en mi carrera son los cuándo y dónde el equipo tenía que empezar a producir realmente. Por eso todo eso se llama preparación, lo que pasa es que teníamos el paladar negro. Veníamos con una preparación de cero derrotas durante un Mundial y perdiendo solamente la final del mundo, y a veces eso son cosas ideales que si se dan muchísimo mejor. Pero si en el medio hay derrotas, no puede este clima cambiarte el foco del objetivo donde vas, y nosotros mejoramos un poco nuestra performance, no mucho, en España, en Serbia, y después fuimos a Grecia entonados con lo que se termina haciendo en Serbia. No fue el mismo nivel de preparación que tuvimos en las dos situaciones anteriores.

- Vos dirigiste a unos jóvenes en el Mundial y a unos hombres en 2004, porque si bien en el Mundial ya tenían algo de recorrido, en 2004 tenías un campeón NBA, uno que ya había fichado en los Bulls, Carlitos en ese camino, un montón jugando Euroliga. ¿Lo veías así?

. Para mi ya son hombres siempre. Cuando te metés la camiseta nacional encima si o si te tenés que transformar en un hombre con lo que uno tiene como concepto de hombre. Lo que si se es que de aquel Mundial a dos años posterior, encontramos para bien una mayor categorización de jugador por las competencias que habían vivido. Creo que eso fue usufructuado y terminó dando el resultado que dio porque a nadie lo sorprendió. Ya estaban acostumbrados a jugar contra los top del mundo, es un valor agregado que tenía el equipo, y a la postre fue una de las variables que te permite salir de situaciones bastante complicadas dentro del mismo Juego Olímpico. El tema es que todas las adversidades que se van produciendo, no te opaquen el objetivo.

- Aunque no lo dijeras públicamente, ¿con qué sensaciones te fuiste de Ezeiza en cuanto a qué vamos?

. Ya habíamos mencionado el compromiso de podio. Y para mi nos vamos con eso. Así como cuando terminamos en Neuquén era un compromiso declarado estar entre los 6, ahora era un compromiso de podio. El tema era que la preparación había sido regular y cómo saliendo del país eso cambiaba, porque en el país fuimos un poco atacados, indudablemente por los resultados que es lo que sirve a la postre, el tema es que uno tiene que ser coherente en qué estadío está, por qué está, no obstante queremos ganar lo mismo. Que no nos perturbara todo lo que pasó acá y saliendo del país creo que fue una especie de alivio con respecto a eso.

- Ganan el Diamond Ball contra rivales importantes, ¿te tranquilizaba eso o formaba parte de la preparación?

. Como cordobés tengo una frase muy graciosa. Los errores y las derrotas son la puerta abierta al aprendizaje, y a mi me encanta aprender ganando. Tampoco soy frágil de memoria, sabía lo que nos había pasado en Argentina, y el hecho de visualizar la performance, el crecimiento, íbamos ya cuajando todo, era una satisfacción. Después hay variables que ya pisando la villa olímpica se vive un espíritu que te estimulan y te dan una fuerza especial.

- Vos ya habías estado en Atlanta. De los jugadores, salvo Fabricio y el colo, no habían jugado. Cuando entras en la villa, ¿pasa algo un poco mágico?

. En Atlanta fue bastante feo lo que vivimos, vergonzoso. Y Atenas no era muy lindo, pero era el Sheraton al lado de Atlanta. El hecho de no estar tan cómodo, pasa casi a un segundo plano.

- Estaban en dos departamentos de 6, ustedes también. ¿Eso ayudaba a lo que era el torneo o complicaba?

. Yo era el único privilegiado con una habitación para mí solo. La sana convivencia ayudaba muchísimo. El hecho de comunicarse, de relajarse, de compartir un café mixturando básquetbol, resultados, anécdotas. En lo personal a mi me ayudó. Si bien yo no me metía en el departamento de los jugadores, siempre respeté la privacidad y eso le da un toque distintivo.

-¿Te acordás qué te pasó cuando te enteraste que el debut era con Serbia y Montenegro?

. Era algo que yo por lo menos venía incubando. Lo que es el deporte. Nunca me gustó el término revancha, pero te pone la revancha al que te ganó la final del mundo en el debut de un Juego Olímpico, era un empezar bastante duro. Generalmente uno dice que puede empezar con un equipo más o menos porque también dar un paso firme en este tipo de competencias te ayuda mucho. Si querés ser el campeón tenés que ganarle a todos, también hay que edificar porque uno no tiene el bolillero para elegir, y te tenés que hacer cargo de eso.

- Por tu forma de ser imagino que no mencionaste el 2002 en la charla y los momentos previos, ¿pero te dabas cuenta que a los chicos les pasaba lo mismo?

. No recuerdo haber hecho algún dejo de movilizar a través de una derrota, y si lo hice en buena hora porque salió espectacular (risas). Todo estuvo centrado no tanto en aquello, sino en lo que íbamos a vivir prontamente, seguramente fue así.

- Por ahí es simplificar mucho, pero la definición de ese partido con la palomita de Manu es una de las obras artísticas de deporte más mágica de la historia. ¿Para vos qué era tener a Manu en el equipo?

. Ginóbili como Ginóbili estaba implícito en mi cabeza como la de los asistentes y en cada uno de los jugadores. Sabían perfectamente quién era Ginóbili. Fue un orgullo terrible dirigirlo a Ginóbili, fue un placer y una ayuda terrible para mi como entrenador. Nos ayudó muchísimo a ganar. Un personaje humildemente inteligente, que sabe acomodarse a las situaciones de una manera muy inteligente sin dejar de producir. Y te das cuenta en las actitudes en el juego como absorbe cosas y entiende y sabe los cómo y tiene un eco en sus compañeros circunstanciales. Como entrenador ha sido un verdadero referente que me ha tocado dirigir.

- Yendo al hoy, ¿te sorprende en algo que sigan tan unidos 20 años después?

. Te diría que no. No me sorprende por cómo se comportaban. Vuelvo sobre las actitudes y realmente veo que se han retroalimentado de una manera maravillosa y no me sorprende. Se quieren mucho y tiene que ver con una especie de gestación de todo a un núcleo donde se le fueron insertando los más veteranos y todo, que han absorbido esa energía, y realmente es muy curioso pero muy satisfactorio y muy lindo.

- Es una de las claves más importantes del éxito de ese equipo.

. No me animo a ser tan determinante en esto porque he conocido grupos que como equipo no funcionaron. Hay una gran diferencia entre grupo y equipos, ahora cuando unís eso te potenciás muchísimo, absorbés las adversidades, la comunicación fluye, se dicen las cosas en la cara, cosa que a otra hora era complicado.

- Tras la palomita de Manu, ¿seguís diciendo que no te diste cuenta de tu corrida?

. No, creo que el único responsable de eso, a parte de Ginóbili indudablemente como primer responsable, tiene que ver el Tolca (Enrique Tolcachier, el asistente), que sale corriendo primero y me pego a la cola esa y nose si fue una imitación. Ni asomo Tolca hace el skipping que yo hice, no tiene la capacidad. Y con zapatos de suela.

-¿Te preocupó mucho lo de España?

. Me preocupó mucho. Fue una de las pocas veces que se convoca al equipo en un auditorio para ver gran parte del partido, de cómo habíamos perdido. España era otro de los grandes candidatos y perdimos muy bien, no tuvimos chances contra ellos. Fue el partido que mejor perdimos, sin discusiones. Y ahí hay un punto de inflexión de acomodar la cabeza de dónde estábamos.

-¿Qué hacías vos en la villa durante los recesos de partido?

. No éramos controladores de acciones, había horarios y pautas que se respetaban, pero no éramos controladores. A parte es muy difícil en un Juego Olímpico por la multitud de atletas que hay. Lo que me dejaron entrever ellos, después me entero que habían salido a correr la noche anterior a la final 20 años después, el entrenador es el último que se entera de todo. Pero no oficiamos de controladores, le dábamos la responsabilidad de los comportamientos, a parte sabíamos que era un equipo que sabía perfectamente a lo que iba, y eso implica un alto grado de responsabilidad en todos los aspectos.

-¿Iban viendo lo que pasaba en el otro grupo o era Argentina y después ver quién tocaba?

. Para mi siempre el partido más importante es el que viene, lo que pasó es historia. En mi cabeza pasaba básicamente, no un 100% porque algo de información te gusta tener, en el inmediato juego. Si hay una obligación por parte del cuerpo técnico de ir dos pasos adelante en relación a los futuros rivales. Me gusta que se evalúe por lo menos tres juegos, llegar con una idea de esos tres juegos al partido con el rival. A veces miraba los otros partidos pero muy poco, si ocupaba mi tiempo en analizar al rival, lo que me daban Tolca y Fernando (Duró), a parte yo hacía mi evaluación y después congeniábamos y atacábamos el juego como teníamos que hacerlo.

-¿Hiciste un balance de esa primera fase? Porque en la primera ronda en general se dice que no jugaron demasiado bien.

. En absoluto, claro que no. Solamente con sentarse a ver los partidos. A veces es preferible jugar mal y ganar, entonces no habría problema. Qué es lo que es jugar bien, para mi implica tomar buenas decisiones. Cuando tomás buenas decisiones, el grado de efectividad aumenta, pero hay momentos donde tomás buenas decisiones y errás, y conlleva a perder un juego. Creo que, sobre todo con España, no se jugó bien, y contra Italia fue un partido torcido que terminamos perdiendo con un tiro que no entra al lado del aro, cosas que suceden. Y no por nada Italia llega a la final, uno a veces le quita mérito y le ganan a Lituania. Creo que todo esto tiene que ver con el antecedente, lo que se mostró en Indianápolis.

-¿No te pasó por un momento que dijiste ‘cómo me va a tocar Grecia en cuartos de final’?

. No, no me permito hacer esas cosas. Cuando una idea quiere atacar mi cerebro la trato de erradicar. Intento de fortificar lo que tenemos con mis miedos, mis dudas, pero trato de batallar contra eso porque es lo que manifestás hasta inconscientemente delante de tus dirigidos.

- La mayoría de ese equipo está con su primera novia, o su novia de la juventud. No es un detalle menor.

. Por qué tendría que ser diferente. Son humildemente inteligentes, en este caso hablamos de un término sublime que es el amor y lo corajudo. Así como se deciden a tomar un último tiro, deciden cosas en la pareja con mucho coraje. Lo que pasa es que ahora tiran la toalla ante cualquier adversidad en vez de retroalimentar ese amor.

- Tercer cuarto con Grecia, 11 abajo, técnica a Chapu, sale enojado, siendo honesto, ¿por qué pusiste a Walter?

. Hay algo que yo lo veía a Walter que era esto de una persona algo distinto, algo revulsivo, no tan estructurado, que se salga del libreto y pueda generar cosas. Creo que tiene que ver con esto de la capacidad de percepción que tienen las personas que conducen, y se me vino a la cabeza esa decisión. Los jugadores se sorprendieron de la decisión. A veces nos iluminamos, o alguien te ayuda, ese pajarito que viene y te tira un nombre, pero tiene que tener una sustancia para decidir, no es emitir un nombre o una elección por azar. Creí que podía ser este jugador el que rompa el molde de un partido muy trabado desde lo defensivo, afortunadamente le fue y nos fue re bien. Fue una arista de victoria esa. Esta decisión tengo clara que fue muy personal.

-¿La previa de Estados Unidos es muy distinta a la del 2002?

. Lo único interesante que creo que, si bien no fue mencionado, estaba de por si implícito ahí, era la victoria que habíamos tenido contra ellos en Indianápolis. No iba a ser una prueba de fuego, ya la habíamos vivido, no iba a ser un descubrimiento. Y no por arrogante o soberbio, era saber contra quién íbamos a jugar. Aquel hecho incrédulo de ingresar a un vestuario esperando una charla liviana donde empiezan a despertar en la credibilidad de que sí se podía, eso ya estaba descartado. Esa vivencia se traslada a ese crecimiento de muchachitos a hombres, fue un valor agregado en cada uno y eso ayudó muchísimo. Después había que jugarlo.

- Los jugadores se sentían pares ahí.

. Totalmente, yo también. Si queríamos llegar a donde llegamos teníamos que jugar contra Estados Unidos y ya habíamos dado muestras de que sí se podía. Yo ya había tenido vivencias contra ellos en otras categorías, que siempre es Estados Unidos pero sin embargo yo tenía en mi interior situaciones donde se le había ganado a Estados Unidos.

- Vos ya habías estado en Portland. Ahí era camarita de fotos.

. Sirve como hecho referencial. Convengamos que hablamos de un equipo mejor.

-¿La parte táctica fue muy distinta a la del 2002?

. Si, claro. Muy distinta. Creo que estuvimos muy inteligentes en la apuesta táctica, ayudados por la falta de eficiencia de Estados Unidos. A eso apuntábamos, alternamos mucho las defensas zonales con las individuales de acuerdo al personal con el que se iba moviendo Estados Unidos. Hay muchos lanzamientos exteriores que no fueron efectivos y era nuestra apuesta esa. Nos ayudó mucho eso, también la capacidad de jugar el balón, lo que habían hecho toda la vida. Jugar con la desesperación, los equipos americanos tienen eso de querer el balón rápido para tirar rápido.

- Hoy parece extraño, pero Estados Unidos no tenía una gran superioridad física sobre Argentina.

. Esto tiene que ver con la competencia. Ellos salen de Argentina con una capacidad física y pasan una cantidad de años en el mejor nivel del mundo y no solo crecen en lo técnico y lo táctico, sino también en lo físico. Por eso llegamos a donde llegamos, por eso sostengo que el éxodo fue una de las variables que nos permitió competir al nivel que se compitió, porque estuve 8 años como asistente y vi jugadores con muchísimo talento que sufrían en competencias madre de manera horrorosa el aspecto físico a resultados de partido finales porque no soportábamos la carga física, cosa que acá no sucedió.

- Me da la sensación, habiendo visto los dos partidos, que Argentina jugó mejor en 2004 que en 2002 contra Estados Unidos, o controló mucho más el juego y el resultado.

. Tal vez la calidad de jugadores tiene que ver con esto. En 2002 había tiradores letales, en 2004 no había uno descollante, cosa que hace que tus planteos tácticos puedan variar. En 2002 le jugó muy duro físicamente.

-¿Sentiste que habían ganado el oro?

. No, en absoluto. Asegurar la medalla era el objetivo. El tema era no perder la chance y alimentar la posibilidad de quedarnos con el oro, no quedarnos con el solo hecho de tener una medalla. No lo hablamos en esta oportunidad. Tal vez haya notado otras sensaciones, que no hacía falta. Eso pasa mucho por los conductores, sobresaturar termina siendo un mensaje que no sirve de nada.

-¿Te cambió mucho que fuera Italia y no Lituania?

. A la postre a mi me atemorizaba mucho más Lituania. Era un balance que iba viendo, a esa altura no hay que ver tanta cosa. Tenían una capacidad anotadora de tres puntos letal, ese juego de semifinales fue un show de tres puntos, son equipos difíciles de defender.

- Cuando estaban haciendo el calentamiento previo varios de los jugadores decían que no había forma de perder el partido. ¿Te pasaba por algún lado de la cabeza?

. El entrenador por naturaleza no le pasa por la cabeza el miedo a perder o el deseo por ganar. Pasa por intentar estar iluminado en la respuesta o herramienta a dar, si bien es cierto que vos tenés un planteo táctico primario, secundario, pueden surgir cosas que no tengan nada que ver con eso y que el equipo necesita e intentás ayudar con eso. Intentás, más allá del resultado mismo, dar respuesta más que estar pensando en el resultado. Sería un tiempo mal utilizado eso.

- ¿Durante el partido te pasó en algún momento eso?

. No fue tranquilo el partido. El partido era bien chivo, estábamos ahí. Fue un partido duro, por algo Italia llega donde llega, nadie le regaló absolutamente nada.

- El de la presión ahí era Argentina, el que tenía que ganar era Argentina.

. Pero sucede que un equipo que llega a esa instancia va a luchar al máximo para quedarse con algo realmente épico.

-¿En qué momento te empieza a caer la ficha del oro?

. Faltaban como 3 segundos (risas).

-¿Se puede explicar lo que pasa por la cabeza de una persona que está por ganar un oro olímpico por primera vez en la historia de un país que no es basquetbolístico?

. A mi no me ha pasado todavía en la dimensión que me tendría que estar pasando. Si sentí una emoción terrible en el momento mismo. Un abrazo hasta fraternal con el Turco Vartanian, después un poco asociarme a la gente que nos estaba acompañando y saludar a los jugadores. Ya hace años me viene pasando que no caigo, lo van a ir potenciando los años. Ahora que nos vamos a juntar capaz sea muy interesante vivir eso. No me siento en ese logro, se que existió, se que queda mucha gratitud diaria dando vuelta, pero lo tomo con bastante cautela.

-¿Por qué pasó?

. Por muchas cosas, hay una consecuencia muy clara. Esto no fue fortuito, sostengo hoy que nuestra estructura, si nos ayuda un poco nuestra parte política-económica, nuestra sociedad, es extremadamente interesante para seguir soñando cosas. Los clubes, entrenadores, dirigencia, estructura Confederación, Federación, Asociaciones, largo y ancho del país, Liga Nacional, competencia en alto grado del país, una cantidad de partidos anuales, y eso va creando esto que todo el mundo conoce muy interesante. Esta estructura de entrenadores con una idea bastante homogénea a lo largo de los años, y el éxodo. La creación de la Liga Nacional por León Najnudel fue una de las variables también sumamente importante. Y el éxodo, geográficamente estamos en desventaja de todo.

- A 20 años, ¿qué es el oro olímpico para vos?

. Es un hecho que me llena de orgullo haber sido un poquito parte. Haber puesto al deporte argentino en nuestra disciplina al máximo nivel. A pesar que es curioso que en deportes colectivos Argentina es referencial, pero llevar al básquet a esto entendiendo el número de participantes que tiene FIBA, haber conseguido un oro olímpico es ejemplificador de que se puede, indudablemente necesitás del talento, la credibilidad. Me sustenta mucho en el día a día los cómo podés llegar a una instancia, y hoy por hoy el oro olímpico implica en mi vida cotidiana nutrirte de mucha gratitud.

-¿Qué te pasó cuando Ale Montecchia te dio la réplica de la medalla?

. Son cosas emblemáticas que te abren el corazón, significativas, muy noble. Porque era una mesa de café nosotros solos, sin nadie presente, que te entreguen algo que hoy todavía sigo sin entenderlo, tendrán sus razones. Que me regalen eso supera cualquier diploma, cualquier plaqueta, cualquier cosa. Soy un agradecido a la vida de haber vivido y tener este tipo de satisfacciones, momentos muy interesantes.

Fabián García / [email protected]
En Twitter: @basquetplus

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