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La historia de los Lakers está marcada por una tradición casi mística: cada entrenador que ha llevado al equipo a un campeonato lo hizo en su primer año al mando. John Kundla fue el pionero, tomando las riendas en 1948 y guiando a los Minneapolis Lakers a seis títulos en sus primeras siete temporadas, incluyendo el campeonato de la NBL en su debut y el de la BAA al año siguiente, antes de la fusión que daría origen a la NBA. Kundla sentó las bases de una dinastía, ganando cinco títulos de NBA en una época donde la franquicia dominaba el básquet estadounidense.

Décadas después, Bill Sharman llegó en 1971 a un equipo repleto de talento pero sin el ansiado trofeo en Los Ángeles. Su impacto fue inmediato: lideró a los Lakers a una racha de 33 victorias consecutivas, récord absoluto en la historia de la NBA, culminando con el primer campeonato angelino de la franquicia. Sharman, miembro del Salón de la Fama como jugador y entrenador, transformó la mentalidad del equipo y abrió una nueva era de éxito.

La tendencia se mantuvo en los años ochenta y dos mil. Paul Westhead, tras un accidente de su jefe Jack McKinney, asumió el cargo en la temporada 1979-80 y sorprendió al mundo guiando a los Lakers de Magic Johnson al título en su primer intento. Pat Riley, otro debutante forzado por las circunstancias, tomó el mando 11 partidos después de iniciado el curso 81-82 y no solo ganó el campeonato, sino que instauró el legendario Showtime, una marca registrada en la cultura de la NBA. Phil Jackson, tras una etapa gloriosa en Chicago, desembarcó en Los Ángeles en 1999 y, fiel a la tradición, levantó el trofeo en su primera temporada como entrenador de los Lakers. Más cerca en el tiempo, Frank Vogel llegó en 2019 y, pese a las dudas iniciales, devolvió a la franquicia a la cima en su campaña debut, en plena burbuja de Orlando y tras años de sequía.

Ahora, todas las miradas recaen sobre JJ Redick, quien asumió el desafío en 2024. Su primer año ha sido prometedor, pero el anillo todavía parece lejano pese a contar con LeBron y Doncic en una fusión aún muy reciente. Sin embargo, si la historia sirve de guía, Redick tiene en esta temporada su mejor —y quizás única— oportunidad de sumarse al selecto grupo de leyendas que conquistaron la NBA en su estreno como entrenadores de los Lakers. La presión es máxima, la tradición es pesada y el margen de error es mínimo: en Los Ángeles, el primer año no es solo un comienzo, es la bala de plata.