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El 24 de abril de 1994, David Robinson aseguró el título de máximo anotador de la NBA con una actuación legendaria. En el penúltimo día de la temporada, el pivote de San Antonio Spurs anotó 71 puntos frente a Los Angeles Clippers, alcanzando así un promedio final de 29.8 puntos por partido, superando por poco a Shaquille O’Neal, quien había sumado 32 puntos esa misma noche y terminaba la temporada con 29.3 de promedio.

Robinson fue imparable: encestó 26 de 41 tiros de campo, incluyendo un triple, y convirtió 18 tiros libres. Ningún otro jugador de los Spurs alcanzó los diez puntos, y el equipo jugó sin dos de sus principales anotadores, Dale Ellis y Willie Anderson. Desde el inicio del encuentro, el plan del equipo fue claro: darle el balón a Robinson en cada posesión. Él mismo reconoció estar sorprendido al ver sus 71 puntos en el marcador, agradeciendo el respaldo de sus compañeros que, según dijo, lo impulsaron a asumir ese rol protagónico.

Con esta hazaña, Robinson se convirtió en el cuarto jugador en la historia de la NBA en anotar 70 o más puntos en un partido, junto a leyendas como Wilt Chamberlain, David Thompson y Elgin Baylor. Además de sus puntos, Robinson también sumó 10 rebotes y dos tapones, completando una de las actuaciones individuales más memorables en la historia de la liga.