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Terrence Ross no es un jugador demasiado conocido para el mundo exterior a la NBA. Su momento de fama fue cuando se coronó campeón del torneo de volcadas, pero de eso hace ya 8 años. Fue en el 2013. Jugador bastante identificado con Toronto Raptors en sus comienzos (4 años y medio), desde hace ya 5 está en Orlando Magic. 

En febrero de este año se dio un gustito de los caros, pero que para los NBA es un vuelto, y para festejar sus 30 pirulines se compró una camioneta Lamborghini Urus SUV. Su precio: unos 220.000 dólares. Para alguien que en la temporada 2020/21 ganó 12.5 millones, una ganga: menos del 2% de su salario anual. 

Sacando el tema del color (naranja), un tanto discutible, hermoso chiche el de Terrence. Pero seguramente no esperaba que le sucediera lo que le pasó. La semana pasada, Ross tuvo que llevar el Lamborghini a reparar una goma desinflada y lo dejó en el Fields Motorcars de Florida. Hasta ahí, todo normal.

Lo extraño comenzó horas después. Lo contó el propio Terrence en una historia de Instagram: "Dos tipos entraron al lugar, rompieron los vidrios, robaron llaves y salieron afuera a ver qué auto respondía al accionar de las llaves", comenzó el relato Ross. Y siguió.

"Tomaron el coche y empiezan a conducir. Entonces la policía encuentra a estos tipos dando vueltas por Winter Garden en mi látigo (así llama a su auto). Y comenzó la persecución. Los tipos de repente perdieron el control del coche y lo estrellaron contra un edificio. Destrozado por completo".

Más allá de tomárselo medio en serio y medio en broma, Ross terminó reconociendo su tristeza: "Fue el mejor auto que tuve en mi vida. Y ahora tendré que salir a comprar otro. Estoy realmente mal. No volveré a tenerlo".