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Si durante la temporada el encaje de Josh Giddey en Oklahoma City Thunder había dejado dudas, estas fueron destapadas con violencia por Dallas Mavericks. El base había sido relegado a un segundo plano por el crecimiento de Jalen Williams como generador, empujándole a labores sin balón en las que está lejos de sentirse cómodo. Su inconsistencia en el tiro la aprovecharon los Mavs para ignorarle en ataque. Lo cual provocó que sus minutos en cancha fuesen dolorosos. Giddey terminó los dos últimos partidos de la eliminatoria siendo suplente por primera vez en su carrera.

Este final de temporada provocó que Mark Daigneault y Sam Presti se sentasen con él al término. El plan pasaba por convertirle en el líder de la segunda unidad. Y, al calor de los hechos, seguramente prescindir de él en los cierres de partido. "Hablando con él sobre nuestros planes, a Josh le costó verlo. Empezamos a derivar la conversación sobre sus opciones potenciales en otro lugar", cuenta Presti en la nota de la franquicia sobre el traspaso. "Josh tiene potencial para ser All-Star pero, dada nuestra construcción actual, apostar por esa posibilidad no hubiese sido óptimo para el colectivo."

Es decir, que el australiano se negó a salir desde el banquillo y, en su lugar, ha preferido buscar una salida satisfactoria para ambas partes. En Chicago, seguramente goce de esa cuota de balón que le ha sido arrebatada en los últimos meses. Sin embargo, por el camino también tendrá que renunciar a formar parte de un grupo que aspira a todo.