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Hay jugadores que marcaron una época, una era, que dejaron sus nombres grabados por el resto de la historia de la NBA y del básquet mundial. Uno de esos nombres es, sin dudas, el de Shaquille O’Neal. El gigante nacido en Nueva Jersey, fue uno de los jugadores más dominantes del juego interno y consiguió cuatro anillos de campeón.

Desde sus inicios en la secundaria, Shaq ya comenzó a mostrar su gran nivel y su jerarquía en las cercanías del aro. Algo que fue acrecentando durante su etapa en la universidad e incluso fue citado a integrar el seleccionado estadounidense de 1992 que disputó los Juegos Olímpicos en Barcelona, pero finalmente fue Christian Laettner quien formó parte del plantel.

Ese mismo año, O’Neal fue elegido en la primera posición del draft por Orlando Magic. Rápidamente logró impresionar también en la NBA y fue elegido el Rookie del Año. La franquicia de Florida fue armando un buen equipo, además del gigante estaban Nick Anderson, Dennis Scott y se había sumado otro rookie que tendría un gran futuro en la mejor liga del planeta como Penny Hardaway.

Orlando de a poco fue construyendo su equipo y haciéndose su camino. Tenía un gran problema con nombre y apellido: Michael Jordan. Fueron contemporáneos de Chicago Bulls cuando comenzó con su dinastía ganando, por primera vez, los tres anillos de campeón de manera consecutiva entre el 1991 y 1993. Pero en la temporada 1994/1995, el Magic jugó en gran nivel y pudo tumbar a los dirigidos por Phil Jackson.

En semifinales de conferencia, en una serie tremenda, Orlando terminó derrotando a Chicago por 4-2. Luego superaron en una llave durísima a Indiana Pacers por 4-3 pero en la final, no pudieron hacer nada ante el poderío de Houston Rockets que lo barrió, le gané con mucha comodidad por 4-0.

Recientemente, Shaq estuvo en “The Big Podcast with Shaq” y confesó que perdieron esa final con Houston por culpa suya, por un exceso de confianza. “Podríamos haber ganado a los Rockets, pero nos confiamos mucho tras ganar a los Bulls. Los derrotamos, y tuvimos diez días libres”, comenzó O’Neal.

Luego, continuó: “Empezaron los problemas. Fiestas en mi casa. Fiestas en casa de D Scott. Alquilaba aviones privados, antes de que eso existiera. Nosotros junto a D. Scott en un jet enano volamos a Atlanta. Estuvimos en Magic City durante dos días y teníamos solo cinco de descanso”. Para terminar, expresó: “Las cosas se volvieron locas. Tuvimos a Houston contra las cuerdas durante todo el año pero no supe mantener la concentración. Se me fue de las manos. Además, cuando estuvimos ahí y jugué contra Hakeem Olajuwon. que era mi ídolo, le tuve demasiado respeto”.