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En una conferencia de prensa de menos de tres minutos, Zach Kleiman, gerente general de Memphis Grizzlies, se hizo cargo del sorpresivo cambio de entrenador, aunque evitó profundizar en las razones detrás de la decisión. "Llegué a la conclusión de que esto es lo mejor para los intereses del equipo", afirmó, esquivando preguntas sobre por qué sacar a Taylor Jenkins tan drástiamente a semanas de los playoffs. Con los Grizzlies peleando los primeros puestos del Oeste, la incertidumbre crece sobre el impacto de su elección.

Kleiman dejó en claro que no consultó a los jugadores antes de tomar la medida. "Esta decisión es mía y solo mía", subrayó, reforzando su autoridad dentro de la franquicia. Su postura sugiere que el cambio responde más a una visión organizacional que a una demanda del plantel. Sin embargo, algunos reportes indican que la estrella del equipo, Ja Morant, estaba incómodo con el sistema ofensivo impuesto esta temporada, basado en más movimiento de balón y menos jugadas de pick-and-roll.

Más allá del golpe que implica reemplazar al entrenador con más victorias en la historia de Memphis, Kleiman se mostró firme en su postura de que el equipo sigue en buen camino. "Estoy entusiasmado por ver qué puede hacer este equipo el resto del camino", afirmó, sin aclarar si espera un impacto inmediato con la llegada del interino Tuomas Lisalo, que por lo pronto perdió en su debut ante los Lakers por 134-127. También dejó abierta la puerta a más cambios en el futuro: "Soy responsable de todo. Soy responsable del roster, del cuerpo técnico y de cómo operamos".

El tiempo dirá si la determinación de Kleiman fue acertada o si esta decisión marcará el inicio de una crisis en Memphis. Lo que es seguro es que el gerente general ha puesto su sello en la franquicia con una medida drástica y, con los playoffs en el horizonte, será él quien deba responder por los resultados.