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En la jornada del domingo de la NBA, se enfrentaron Golden State Warriors y Houston Rockets. Dos equipos con realidades distintas. Los de San Francisco, uno de los mejores equipos de los últimos años, venían con un buen arranque, mientras que su rival de turno, uno de los peores del último tiempo, acumulaba dos derrotas en fila.

Liderados por Stephen Curry, los Warriors no dieron margen a la sorpresa y se quedaron con una victoria cómoda, que si bien no fue tan abultada, nunca estuvo en jaque ni estuvieron en aprietos. Golden State finalmente venció por 106-96 y el máximo anotador de triples de la historia concluyó el juego con 24 tantos, 7 rebotes, 6 pases gol y 1 bloqueo.

En el último cuarto, en el sprint final, Curry apareció en todo su esplendor y con cuatro triples sentenció el juego, dejando sin chances a los Rockets. El último de ellos, a falta de poco más de tres minutos, fue con un cruce especial con Dillon Brooks. El nuevo jugador de Houston es conocido por sus problemas con otros jugadores. 

Tras recibir un pick en el eje por parte de Draymond Green, Curry salió hacia su derecha, hizo pasar de largo a Brooks, regresó sobre sus pasos y dejó desairado nuevamente a Dillon. Para terminar, amagó el tiro de tres puntos dejando, el canadiense volvió a quedar expuesto y luego Stephen convirtió el triple y salió festejando, dejando completamente ridiculizado a Brooks.

Cuando terminó el juego, Curry expresó: "Todos le conocemos y sobretodo, la reputación que tiene. No caí en su trash talking , solo quería jugar baloncesto. Él siguió hablando durante el partido, sabemos que vienen con hambre de querer derrotarme y hay mucha historia entre nosotros. Al final esto es baloncesto, los resultados hablan por sí solos”.