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El 2 de febrero de 2025, la NBA cambió: una historia de amor que parecía que iba a ser eterna entre Luka Dončić y los Dallas Mavericks se rompió, y la estrella eslovena se mudó a los Los Angeles Lakers. Nadie entendió cómo el conjunto de Texas dejó ir a semejante talento, que, hace menos de un año, los llevó a las finales de la NBA. Para comprender esta operación, es necesario conocer la historia del que fabricó este movimiento: Nico Harrison.

Primero, hay que comprender cómo es la personalidad del gerente general de Dallas, un hombre que no tiene problemas en mantenerse callado cuando hace falta. Fue ese secretismo hermético con el que se manejó el movimiento de Dončić a los Lakers. De joven, Harrison ya tenía esa actitud; cuando estudiaba y hacía deporte, decidió plantarse y pedir una beca. Se la otorgaron, pero le pidieron que no dijera nada a nadie hasta que se confirmara, y así lo hizo. Su madre, que desconocía el trato entre Nico y Mick Durham, entrenador del equipo, fue a reclamar una beca para su hijo, sin saber que ya se la habían otorgado.

Una persona sumamente disciplinada, metódica y centrada en el cuidado de su cuerpo. Según diferentes declaraciones recolectadas por el medio The Athletic, uno de los temas de conversación que decide encarar Nico en sus charlas es: "¿Qué comiste hoy?".

Nico buscaba de manera constante que Luka mejore su condición física. A tal punto que, en noviembre del año pasado, Doncic se perdió 5 partidos por un supuesto esguince en la muñeca. Este informe era falso y lo que en realidad se buscaba era que el esloveno perfecciones el aspecto físico. De todas formas, recién en esta temporada tuvo lesiones significativas y desde la gerencia decidieron ir a buscar a Anthony Davis, que tiene un largo historial con las lesiones y en su primer partido con Dallas ya sufrió una.

Trabajaba en la industria farmacéutica, y su buena labia convenció a gente de Nike para que lo contrataran. Allí trabajó en un grupo llamado los Seals, una terminología de la marina de EE. UU. Encima de ellos se encontraba Lynn Merritt, quien fichó a Kobe y a LeBron para Nike, al que apodan el General. Estando en este equipo, Nico fue intermediario entre Nike y Kobe Bryant; sin embargo, los representantes trabajan como enlace entre estas dos partes, y el representante de la Mamba era Rob Pelinka, actual gerente general de los Lakers.

Una buena relación entre Pelinka y Harrison se forjó con el correr de los años, y había mucha confianza entre los dos. Es por eso que el traspaso se hizo en secreto. Además, a Rob no le interesaba levantar la perdiz y que todos empezaran a tirar ofertas por Luka.

A Nico no le tiembla el pulso para realizar movimientos. Tenía muchas dudas sobre el estado físico de un Luka que claramente no tiene los mismos hábitos. Tomar cerveza no es algo que acepte Nico. El temor a que se empiece a lesionar, que no pueda adaptarse a la cultura que quiere que sea la identidad en Dallas, y las pocas ganas de la franquicia de ofrecerle un megacontrato pesaron más en la balanza que los 73 puntos, los triples-dobles o el irrefutable talento de Luka.

Una persona metódica, que escaló en el mundo de los negocios y que forjó diferentes relaciones a lo largo de su vida que luego fueron claves en este traspaso. Una decisión que fue mesurada y que, según Nico, acerca más a Dallas a un campeonato. Tal vez este movimiento no entra en la lógica de la gran mayoría de las personas, pero sí en la de Nico Harrison.