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La estrella de los Charlotte Hornets, LaMelo Ball, no duda en catalogar su experiencia en Lituania como un momento crucial pero sumamente difícil de su carrera. En 2017, con apenas 16 años, su padre, LaVar Ball, decidió enviarlo junto a su hermano LiAngelo a jugar en el BC Prienai, un equipo profesional en la liga lituana. La idea, que buscaba acelerar su desarrollo como jugador, fue duramente criticada y para LaMelo representó una lección de vida que lo marcó profundamente: "Después de Lituania, no me importaba dónde me eligieran en el Draft. Solo quería estar en los Estados Unidos y tener agua", confesó en una entrevista con SLAM Magazine.

La experiencia estuvo lejos de ser glamorosa. Desde las condiciones de alojamiento hasta los desafíos culturales, el joven Ball enfrentó un choque inesperado. “Las camas eran tan chicas que, si rodabas a la izquierda o a la derecha, te caías. No eran los pies, eran mis pantorrillas las que colgaban”, recordó. Además, señaló que la comida era difícil de consumir, las temperaturas heladas complicaban el día a día y no había distracciones ni actividades sociales que aliviaran su aislamiento. "Fue como una noche larguísima. Todo eso me hizo enfocarme. Me di cuenta de que no necesitaba mucho, solo trabajar y esforzarme”, agregó con madurez.

En lo deportivo, el panorama tampoco era alentador. LaMelo jugó apenas ocho partidos entre enero y abril de 2018, pasando la mayor parte del tiempo en el banco. Virginijus Seskus, técnico del equipo, criticó a la familia Ball al decir que “vinieron a hacer su show, no por básquet”. LaVar, fiel a su estilo, respondió que su hijo no volvería al BC Prienai porque “el entrenador arruinó todo”. Estas tensiones, junto con el bajo protagonismo de LaMelo en cancha, lo hicieron reconsiderar su perspectiva sobre el básquet profesional: “Sacrificio, ¿me entendés? Eso es lo que fue para mí. Todo eso me fortaleció mentalmente. Después de eso, ya nada me afecta”, explicó el ahora jugador de la NBA.

Pese a las adversidades, este capítulo terminó siendo clave en la formación de su carácter. LaMelo, quien en 2020 fue elegido como la tercera selección del Draft y nombrado Novato del Año, asegura que aquella etapa le dio la resiliencia necesaria para enfrentarse a cualquier reto: “Literalmente hice todo allá. Hasta sentarme en el banco. Desde entonces, mi mentalidad está intacta”.