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Andrés Nocioni tiene una gran personalidad, pero en la NBA es complejo hacerse respetar, sobre todo fuera de la cancha para un internacional. En una sociedad absolutamente consumista, el Chapu terminó cediendo ante las presiones y esa necesidad de ostentar constantemente, pero como dice él, “logró salir”.

En una gran charla con Paren la Mano, el argentino contó cómo fue que cayó en eso, y fue gracias a las bromas de su entrenador y compañeros: “Cedí porque me boludeaban. Cuando llegué a Estados Unidos me compré una camioneta grande, después vino mi señora y le gustaba y dije ‘bueno me voy a comprar un auto’, y compré un M3”.

Hasta ahí todo bien, pero todo cambió cuando se encontró con Scott Skiles, el entrenador de Chicago, al otro día: “Llego al entrenamiento y Scott frena el auto, se baja y me dice ‘hey Noch, ¿qué es eso? ¿El auto de tu esposa?’, y me empezaron a cargar con que era el auto de mi mujer”.

Y eso lo llevó a cambiar el auto si o si: “Me cargaron tanto que a los tres meses me fui a la misma concesionaria y les dije que venía a devolver el auto. Y estos tipos, hijos de su madre, me dijeron ‘tenemos el auto para vos’. Era un BMW M7, el tope”.

Con esta anécdota, Chapu reflexionó sobre el tema: “Hay una parte del ego que te lleva el mismo deporte. Vos ese ego lo podés usar dentro de la cancha, pero también sucede afuera. El consumismo en Estados Unidos es tal que empezás a ser competitivo fuera de la cancha”.

Pero no quedó ahí porque cerró de esta manera: “El concepto americano, la ropa grande, la casa grande, en esa entré también (risas), adentro, de cabeza. Discutía con mi señora para comprar un penthouse en la Michigan Avenue. El ascensor bajaba a una marca reconocida directamente. Yo entré, pero salí” finalizó con orgullo.