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Jerry Krause no se preocupaba demasiado por el qué diran. Ni siquiera por lo que pensaban Michael Jordan y Phil Jackson. Su poder en Chicago Bulls era tan grande que creyó que podía tomar todas las decisiones sin consultar a nadie. Tenía ojo para los buenos jugadores, pero a veces se excedió en sus formas, sobre todo, para manejar ciertos fichajes. 

Sin dudas, el más polémico fue el de Toni Kukoc. Krause estaba obsesionado con Toni, que venía de ganar 2 euroligas seguidas con la Jugoplastika Split, quizá el mejor equipo de la historia del básquetbol europeo. En esa época, la NBA seguía poco a los extranjeros y Krause vio una gran oportunidad, por eso en el draft de 1990, en la segunda ronda (Chicago no tuvo picks en la primera), eligió a Kukoc con el número 29. 

Desde ese día, Krause no evitó nunca desparramar elogios por doquier sobre Kukoc, pero el croata, tras ganar su tercera Euroliga seguida con Split, fichó por dos años con Benetton Treviso de Italia, ganando una liga y una copa. En el medio, llegaron los Juegos Olímpicos de Barcelona. 

Jordan y Pippen no estaban muy contentos con lo que Krause hablaba de Kukoc. Parecía que lo ponía por encima de Scottie como jugador, y tocar a Pippen era tocar a Jordan. Por eso, en los Juegos, cuando les tocó enfrentarse en el segundo partido del torneo a la Croacia de Kukoc, le dejaron al alero bien en claro cómo era la historia si pretendía ir algún día a los Bulls. 

"¿Hubo alguna vez algún jugador en la historia que tuvo a un Dream Team yendo tras él?", bromea Kukoc hoy. "No tenía idea que vendrían así, con ese hambre, a probar no sé bien qué". Jordan, en el documental The Dream Team, de NBA TV, fue claro: "No fuimos contra Kukoc, fuimos contra Jerry Krause vestido con una camiseta de Croacia". 

En ese partido, que ganó Estados Unidos 103-70, Kukoc no la tocó. Entre Pippen (sobre todo), y Jordan, le hicieron una defensa tan agresiva que Toni terminó con 4 puntos, 2/11 en cancha y 7 pérdidas. Todavía faltaba un año largo para que llegara a Chicago. 

Eso ocurrió tras el primer retiro de MJ, en 1993, y fue una dura temporada. La 1993/94 debía ser el año de Pippen, y la realidad es que los Bulls lo hicieron muy bien, liquidando 3-0 a Cleveland en primera ronda y cayendo en la segunda ante los Knicks 4-3. Justamente la serie contra New York marcaría el punto más alto del conflicto con Kukoc. 

En el tercer partido, primero en Chicago, con la serie 2-0 para los Knicks, el juego estaba igualado en 102 y faltaban 1s8, con reposición de costado para los Bulls. El trámite había tenido de todo, incluida una riña a las trompadas entre Derek Harper y Jo Jo English. Antes de sacar en la última, Chicago pidió tiempo muerto y Phil Jackson diseñó la jugada para que tirara Kukoc. Pippen sintió que era una falta de respeto y no salió a jugar. Kukoc la recibió en el centro de la llave, a unos 6 metros del aro, giró, la tiró y la metió. Chicago ganó 104-102 y Pippen quedó en ridículo. 

Encima, al año siguiente, Kukoc tendría un salario más alto que el de Scottie. Kukoc dice hoy que Pippen lo ayudó mucho en su carrera, pero la realidad es que eso nunca se vio demasiado en público. Cuando Jordan volvió en 1995, se rearmó la duple con Scottie y Kukoc se acopló bancándose lo que hiciera falta. En definitiva, como él mismo lo reconoce, había crecido en una Yugoslavia donde los jóvenes debían ganarse su lugar. 

Con MJ, Pippen, Rodman y compañía, Kukoc fue clave como sexto hombre para el segundo three-peat, pero estaba claro que él no era de la escuadra anti-Krause, por lo que nunca fue parte del círculo cerrado de MJ. De hecho, fue el único que siguió en los Bulls tras el título de 1998. Luego se fue a Philadelphia, Atlanta y Milwaukee, donde se retiró en 2006. Un talento único, en un equipo único, con una historia particular.