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En la penúltima jornada de la segunda fase del Preolímpico, y con seis triunfos consecutivos desde el arranque, la Argentina se enfrentará a República Dominicana, ya clasificado para las semifinales, con la mirada en varios puntos.

La clasificación puede permitirle a Hernández cuidar a sus jugadores, pero al mismo tiempo, esa clasificación tan anticipada puede ser una trampa si no se la toma con la seriedad y responsabidad necesarias, ya que para el partido decisivo faltan todavía tres días y, antes, no se puede perder ni juego, ni intensidad ni hambre.

Dominicana le opondrá esa necesidad, porque si todavía aspira a entrar en semifinales, algo muy difícil, debe ganarle como mínimo a uno de los dos rivales que le quedan: Argentina y Canadá. 

Los dominicanos han sido muy irregulares en el torneo, y se vieron beneficiados por la eliminación de Brasil en primera ronda, puesto que de ese modo no pasaron ese resultado a la siguiente fase y sí los triunfos ante Panamá y Uruguay.

De todos modos, el equipo dirigido por el NBA Kenny Atkinson tiene serios problemas en el juego interior, a partir de una ausencia clave (Horford), y de un no convocado (Jack Martínez), más allá de la previsible negativa de Karl Towns, número uno del último draft, a jugar este torneo.

Su potencial claro está en la media cancha, con Edgar Sosa y James Feldeine promediando 30 puntos por juego. Francisco García, el NBA, todavía está lejos de ser un arma preponderante, pero su presencia siempre significa riesgos. Los dominicanos vencieron a Argentina por 19 en el 2013 y siempre son un rival para atender.

Argentina depende mucho de sí misma. En estos dos últimos partidos mostró varias caras. Una, ante Uruguay, la peor del torneo. Blando, poco intenso, casi pierde un juego inesperado. Contra Panamá durmió un cuarto y después fue una máquina. Ahora, con su lugar en semis asegurado, veremos cómo reacciona frente a un oponente que sí necesitar ganar con urgencia.

Argentina demostró que, pese a tener a Scola como centro ofensivo principal, en ataque está muy efectivo, siendo el segundo máximo anotador del torneo detrás de Canadá. Scola absorbe tiros, pero contra lo pensado, varios han mostrado que pueden hacerse cargo, de acuerdo a lo que sea necesario. Los bases se alternan en el protagonismo, Garino le da mayor defensa al perímetro, Safar no está fino pero puede sumar como contra Panamá, Nocioni siempre se las rebusca para meter sus 15 puntos y los demás rotan en noches más o menos productias (Mainoldi, Richotti, Deck). 

A propósito de Scola. Además de encaminarse firmemente a su cuarto MVP en los últimos cinco FIBA Américas, hoy llegará a otro número imponente: con 77 partidos jugados en este clase de campeonatos, igualará en el primer puesto de partidos a otra leyenda latinoamericana como Piculín Ortiz. 

En estos seis partidos, todos han crecido en confianza, y eso es muy importante para lo que viene. Sin embargo, no hay que olvidarse de lo primero: Dominicana. El viernes será otra historia.

Fabián García / [email protected]
Enviado especial a Ciudad de México
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