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Lucas Victoriano, el base que siempre fue moderno

22:22 24/07/2020 | Rompió moldes, se fue al exterior y tuvo una abultada carrera. En la actualidad es entrenador de Regatas. Un análisis de su trayectoria.

Victoriano en Argentina (Foto: FIBA)

Lanzaba triples kilométricos, corría de aro a aro subiendo el balón con 1.93 metros, tenía una envergadura impropia para el biotipo del base de sus tiempos, era caradura y no le importaba nada. En fin, un inconsciente que abrió el camino como Moisés el mar rojo. Rompió pronósticos, se mofó de los moldes preestablecidos y vivió lo que muchos ni siquiera soñaban. Se llamaba Lucas Victoriano y, simplemente, era un fuera de serie. 

Nacido en San Miguel de Tucumán, su talento fue tal que no duró mucho en la Liga Nacional. Jugó en el impotente Olimpia de Venado Tuerto hasta la temporada 1996/97 y luego se despidió para ir a tierras europeas. En su última temporada en Argentina la descoció y promedió 13.9 puntos, 4.0 rebotes y 3.9 asistencias. Tal como lo muestran sus estadísticas, Victoriano podía hacer de todo en ataque, a una velocidad que el país no estaba acostumbrado.  

Se dio el gusto de jugar en el Real Madrid y en el Caprabo Lleida de España, no sin antes pegarse una escapada a Tucumán en medio de toda esa experiencia. Después se fue al Bingo Snai Montecatini italiano, volvió al conjunto merengue y en tierras españolas se mantuvo hasta 2005, para luego regresar a zona tana para defender los colores del Eurforida Scafati. 

¿Y con la selección nacional? Fue una promesa que la rompió en todas las divisiones inferiores e integró el plantel que estuvo a una falta no pitada de quedarse con el oro. ¿Sus títulos personales? Campeón de la Liga Nacional y de la Sudamericana con Olimpia (1995/96), campeón de la LEGA 2 con el Euro Radi Scalati (2005/06), medalla de oro en tres oportunidades con Argentina (en el Sudamericano de Cadetes de 1993, en el Sudamericano de juveniles de 1994 y en el Torneo de las Américas de 2001).  

La vida lo llevó de nuevo al CAI Zaragoza en 2006 y allí se quedó hasta 2009. Después regresó a la Argentina, jugó para Lanús, San Martín y Atlético Independiente de Tucumán, en donde dijo adiós para empezar una carrera de entrenador que hoy lo mantiene en Regatas.  

Aquellas piernas ya no vuelan como antes y la suelta cabellera se empezó a pintar de blanco. Todo se esfuma, es la esencia de la vida. Pero los recuerdos perduran y se mantiene su figura. La del tucumano no es la excepción. Lucas Victoriano, el base que siempre fue moderno.  

 

 

Ignacio Miranda/ [email protected]
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