Son contados con los dedos de una mano los jugadores nacidos y criados en el mismo club en el que después compiten en la Liga Nacional. Quizá su caso solo sea comparable al de Bruno Lábaque en Atenas (también con un período afuera), al menos en la máxima categoría de la Liga. Mariano Ceruti es símbolo de Sunchales y símbolo de Libertad, club en el que jugó todas las categorías de la Liga, ascendió a la A, se fue 7 años y volvió en el 2015 para, probablemente, cerrar una historia. Aquí es el Bebo de la gente. Y hacemos la nota justo el día del aniversario número 106 de Libertad.
- Sos el hijo pródigo del club.
. Me crié acá. Desde los 4 años que vengo al club, y no sé si antes, porque mi vieja jugaba al básquet y mi viejo al fútbol en Libertad. Todos muy identificados con el club.
- Te tiraban acá adentro.
. Sí, porque aparte no había muchas cosas para hacer. No existían las redes sociales ni nada.
- Empecemos a recorrerlo. Está muy cambiado a cuando vos arrancaste.
. Sí, nada que ver, ni el estadio estaba. Jugábamos en el chico, donde conseguimos el ascenso.
Entramos al viejo gimnasio, donde se acaban de cumplir 20 años del ascenso a la A frente a Siderca de Campana, y Ceruti cambia el gesto: “Se me pone la piel de gallina cada vez que entro acá. Esto se llenaba, era bravo venir a jugar acá. Ahora es un salón de fiestas y se usa también para otras actividades. Es historia viva del club esta parte. Acá nació el básquet profesional: Guglielmone, Garello, Maretto, Barbieri... el padre de Carlos Delfino. Me trae muchos recuerdos, muy lindos”.
- Fue la manera de tus viejos de sacarse de encima un poco al paquete del hijo trarte al club.
. La verdad es que era insoportable. No dormía nunca, mi vieja se iba a laburar sin pegar un ojo a las 7 de la mañana a Sancor, donde trabajaba.
-¿Qué recuerdos tenés de lo que es no tiene que ver con el deporte?
. Mis amigos de la infancia son casi todos de acá: Seba Porta, Martín Chiavassa, Gustavo Lucato, que llegaron a jugar liga, pero otro montón de pibes que no se hicieron profesionales y son íntimos míos. Hoy se perdió un poco lo de la vida social de club. En mi época estabas todo el día acá adentro.
-¿Otras actividades que hiciste?
. Voley, fútbol, a las bochas he jugado también.
En el recorrido por el club el Bebo muestra los vestuarios, la cancha de fútbol, la pileta que en verano explota, la cancha de bochas, los fogones, las canchas de tenis. “Acá en el verano se llenaba de familias que vienen a comer, a pasarla bien, a disfrutar. Es un ambiente bárbaro. Y todo gracias a gente que por ahí viene a las 1 de la mañana y se va a las 7 trabajando en el club. Sin esos tipos el club no existiría. Es para sacarse el sombrero”.
-¿Qué te dio el club?
. Todo. Me dio valores, me educó, me enseñó cosas que no te da otro lugar. Me dio amigos, gente a la que le debo muchísimo, me enseñó a vivir la vida. Por eso hago hincapié en lo que es venir a un club todos los días. Hoy los pibes están más con el tema de las redes sociales y no es fácil traerlos. El club te forma, no te deja pisar la banquina. Si tenés falencias, el club te acomoda: los profe, tus compañeros. Y aprendés a compartir.
- Habiendo vuelto a Sunchales, me imagino que vas a estar cerca del club, participando.
. Sí, la idea está. La posibilidad de seguir en el club una vez que me retire siempre está. Me gustaría dar una mano y ver qué se puede hacer.