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Para los argentinos, será el campeonato que marcó el fin de las carreras con la selección de Manu Ginóbili y Andrés Nocioni, pero a este nivel casi seguramente también la de Luis Scola. Por España –siempre evitando pensar en milagros-, el cierre de una etapa brillante de Pau Gasol, Juan Carlos Navarro, José Calderón y Felipe Reyes. También Tony Parker en Francia, como Boris Diaw.

Muchos nombres, mucha historia, muchos títulos, mucho talento. Indudablemente, asoman por encima del resto los casos de Argentina y España, los grandes protagonistas de los torneos internacionales desde el 2002 hasta aquí. Catorce años en los que se encaramaron en una élite mundial vedada hasta entonces y cerrada para estadounidenses, yugoslavos y soviéticos (y sus derivados).

Fue Argentina la primera en romper el molde para colarse con una personalidad no habitual en Indianápolis 2002, coronando la faena en Atenas 2004 y manteniéndose a tope hasta Londres 2012. Lo mismo España, quedándose afuera del 2004 por un partido, y siendo luego 3 veces medallista olímpico (2008, 2012, 2016) y campeón del mundo en el 2006.

Que dos generaciones con esos logros acaben al mismo tiempo será un golpe que FIBA verá cómo asimila, en épocas donde no sobra el talento en el mundo. No se vislumbran en el horizonte reemplazantes del mismo nivel, lo que es lógico, porque de los jugadores nombrados, varios tienen un lugar asegurado en un quinteto FIBA de toda la historia. Ginóbili y Gasol, seguro.