Una de las muchas características que tiene nuestra Liga Nacional es la importancia y el peso que permite la experiencia. Y justamente este es un detalle que se ha visto muy marcado en las últimas semanas, con el protagonismo de varios estandartes que poseen una riquísima historia dentro de la competencia y que, lejos de colgar las botas, han demostrado estar más intactos que nunca. Hablamos de esa veteranía que se traduce no solo en actuaciones destacadas, sino que forman parte de la piedra angular del éxito de sus equipos.
La similitud que podemos encontrar, obviamente teniendo en cuenta que el contexto es otro y a una distinta escala, es lo que está pasando con Manu Ginóbili en San Antonio. Aquel Grandpa Juice que tiene algunos tintes parecidos con los actores de la Liga, salvando las distancias de niveles pero sin olvidar lo que tienen en comun: ese rejuvenecimiento asombroso. Tomando solo los nacionales, sin incluir a los extranjeros, encontramos seis casos nacidos a finales de los 70' (no tomamos como referencia los nacidos a partir de 1980).
Los ejemplos que más rápido se nos vienen a la cabeza son tres muy puntuales que en estas últimas jornadas antes del receso navideño se llevaron todos los flashes: Diego Lo Grippo (39 años), Nicolás Gianella (39) y Hernán Jasen (39).
Lo Grippo fue héroe de Atenas hace unas semanas cuando, en un partido muy chivo en La Banda, anotó el doble de la victoria griega ante Olímpico (87-86 el día 10 de diciembre). El ala pivote completó aquella noche una labor de 8 puntos en 22 minutos, siendo el factor decisivo de todo el encuentro. Más allá de dicho partido, lo más destacado son los números que está registrando Lo Grippo, en esta 2017/18 está promediando 18.3 minutos por partido y con medias de 4.8 puntos, 2.7 rebotes y 4.2 de valoración. Independientemente de lo estadístico, su voz de mando es determinante en el Griego.
El caso de Nico Gianella también tiene su peso específico, aunque de hecho viene de ser figura hace un par de fechas cuando anotó el doble ganador de Peñarol ante Salta Basket en el Delmi (79-77 el pasado 9 de diciembre). Terminó con 7 puntos, 2 rebotes y 5 asistencias en 18:38 minutos, pero el base desde hace tiempo que viene teniendo un nivel sensacional y sin ir más lejos hay que recordar cuando le hizo 43 puntos (17 de ellos en el último cuarto) a Hispano jugando para Boca en enero del 2017. Hoy, tras firmar en Peñarol para esta temporada, el platense es el base titular del Milrayitas y su rol es de lo más protagónico: 9 puntos, 3.4 rebotes, 4.4 asistencias, 11.2 de valoración y 22.9 minutos de promedio.
La función de Jasen en Bahía está mucho más marcada aún. Dentro de un plantel muy joven y de proyección, fiel al estilo bahiense, Pancho es uno de esos jugadores que es imprescindible tanto dentro como fuera de la cancha. Cumple funciones clave dentro del proyecto de Bahía, desde lo que transmite en cuanto a conocimientos, experiencias en su vida de deportista y su forma de juego, es un nexo vital entre los más chicos y el entrenador, tanto así que es como un técnico dentro de la cancha. Y en la última función de este 2017 la rompió en la victoria ante Ferro en el Casanova (81-79 el pasado viernes 22). Pancho terminó con 12 puntos, 6 rebotes, 3 asistencias, 1 tapa y 20 de valoración en 24:45 minutos, jugando un último cuarto soberbio. Su constancia le permiten ser uno de los experimentados más desequilibrantes en cuanto a números (9.7 puntos, 4.7 rebotes, 2.7 asistencias, 12.4 de valoración y 19.9 minutos), pero lo de Jasen va mucho más allá de las estadísticas.
Con esto estamos viviendo un rejuvenecimiento de figuras en conjunto pocas veces visto. Nos quedamos con el peso de cada protagonista dentro de sus respectivos planteles, marcando un sello de experiencia único y el poder de reinventarse que tienen jugadores de este calibre. Y no hay que detenerse únicamente en los tres mencionados anteriormente, porque si ampliamos nuestra visión más allá de lo que digan las portadas también podemos otros actores determinantes en sus equipos, tan importantes que jamás se podrían dejar afuera:
Paolo Quinteros (38 años, el próximo 15 de enero cumplirá 39), la cara de la experiencia dentro de la Liga por su asombrosa vigencia, absoluta y con una calidad descomunal que lidera a Regatas con cifras de 20 puntos, 3.8 rebotes, 20 de valoración y 23.4 minutos. El escolta entrerriano de hecho es uno de los jugadores más desequilibrantes de la competencia, y es tan importante que su equipo siente demasiado cada vez que debe ausentarse de la cancha.
Maximiliano Stanic (39 años), uno de los veteranos que más tiempo en cancha tiene (31.7 minutos por partido, top 3 en Olímpico superado únicamente por Clemente y Green) y además es de lo más regular en su equipo con 8 puntos, 3.1 rebotes, 7 asistencias y 11.4 de valoración. Stanic también es otro de los jugadores más regulares que tiene la competencia, y si bien ya es un símbolo total en Olímpico la realidad es que desde siempre ha sido uno de los jugadores más importantes en su puesto.
Matías Lescano (38 años), capitán y bandera de un candidato como San Martín donde está promediando 6 puntos, 2.2 asistencias, 7.4 de valoración y 23.6 minutos. Si bien viene de atrás arrancando desde el banco (como pasa con Lo Grippo en Atenas), el toque de experiencia del cordobés es único y durante estos últimos años en el rojinegro ha logrado ese renacimiento tan marcado que lo hace esencial dentro de la rotación.
¿Quiénes quedaron al límite de esta consideración? Si bien dijimos que esto era el club de la generación del 70, hay un par de jugadores importantes que nacieron en 1980 o 1981 que también tienen un recorrido clave. Algunos podrían ser Diego Ciorciari (1980), Martín Leiva (1980), Gabriel Mikulas (1981), Fernando Martina (1981), Juan Cangelosi (1981) o Damián Tintorelli (1981).