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La historia de los entrenamientos que convierten a Curry en el mejor del mundo

20:12 01/12/2021 | Stephen está viviendo un presente memorable y los Warriors lo vienen sintiendo. Dominante adelante, sólido atrás, las recetas de su éxito.

Curry no se detiene nunca (Foto: The Washington Post)

No importa tu edad, el país en el que naciste o el deporte que te guste, si ves jugar a Stephen Curry te vas enamorar de él y, en consecuencia, del básquet. Es una ley, está escrita.

Triples de aro a aro, en la mitad de la cancha, sin mirar antes de que entren, con una, dos, tres y hasta cuatro marcas encima. Para el armador de los Warriors, literalmente, nada es imposible.

Sin embargo, detrás de esos inverosímiles lanzamientos hay un arduo trabajo que lo preparó para este momento. Incansables rutinas, tecnología, neurociencia y prácticas que el resto de los mortales no soportarían, todo entrenamiento vale fuera de las canchas para Stephen. 

Debe anotar 300 tiros después de cada ejercicio durante la campaña regular y aproximadamente 500 al día en pretemporada.

Diariamente se asegura de realizar tres tipos de ejercicios de lanzamiento. Primero los triples desde el mismo lugar de la cancha una y otra vez, después desde el dribling, donde se concentra en tirar lo más rápido posible tras el pique sin que esto afecte su mecánica, y, finalmente, completa su rutina entrenando sus flotadoras, que utiliza para elevar la pelota por encima de los rivales más grandes cuando se acerca al aro y le permite ser una amenaza imponente.

Además, para asegurarse de que su coordinación de manos y ojos y su capacidad de decisión están a la altura, Stephen utiliza un sistema de visualización de luces y unos anteojos diseñados específicamente para la tarea. Todo mientras pica la pelota sin parar. Estas cosas le ayudan a concentrarse y a conectar la mente y el cuerpo.

Cuando está con el sistema de luces, Curry practica el dribling mientras mira la pantalla y cuando un color de luz determinado parpadea hacia él, realiza el movimiento designado. Esto le ayuda a mejorar su tiempo de reacción, velocidad y capacidad de decisión.

Y al final de cada práctica se asegura de estirar y enfriar para mantener la agilidad y la flexibilidad de su cuerpo. Esto también es importante para él porque le ayuda a prevenir lesiones.

Ni siquiera para los días libres. Se levanta a las ocho de la mañana, desayuna con sus hijas y a las nueve y media ya está en la cancha para practicar la misma rutina previamente comentada hasta el mediodía. Una máquina.

Cuidarse con la comida, dormir al menos ocho horas por día, yoga… algunas de sus otras artimañas para ser el mejor jugador del mundo.

También está siguiendo el método de recuperación de tanques de privación sensorial, una técnica que consiste en sumergir el cuerpo en una superficie que tiene agua a temperatura corporal saturada de sales de Epsom y magnesio.
Se sabe que estos minerales ayudan a recuperar el cuerpo y a reparar las células del mismo.

¿Todo esto parece hecho para un robot? Esperen a saber lo que hizo antes de empezar esta temporada y cómo está buscando ser aún mejor tirador que en el pasado.

Curry se apoyó en una tecnología de seguimiento de tiros que determinó que no todos sus intentos eran iguales. Cada vez que lanzaba una canasta, el software rastreaba el movimiento del balón, su arco y la profundidad con la que entraba en el aro.

Si el balón no caía por el centro, Curry y Brandon Payne, su entrenador personal, simplemente contaban ese intento como fallado. Lo mismo al lanzar en movimiento.

"Si hago diez tiros y están fuera de esa ventana y luego tengo que hacer diez más para ese ejercicio, se convierte en uno de acondicionamiento si no los derribás antes. Así que tenés que mantenerte concentrado. Se crea una situación similar a la del juego, con presión. No querés estar todo el día cansado porque no podés superar el desafío".

Desde junio hasta finales de septiembre, Curry se entrenó con Payne unos cinco días a la semana en sesiones de tres horas. Algunas de esas práctica incluían entrenamientos con Michael Porter Jr, otro pupilo del coach de Stephen.

 

"No hay muchos fallos por parte de ninguno de los dos. Si el balón toca el aro, te sorprende. Los dos tienen un gran control de la naranja y un enorme deseo de aprender, perfeccionarse y mejorar", dijo Payne en NBA.com.

No solo eso, falta algo.

Él mismo confesó que había ganado entre 0,9 y 1,3 kilogramos de músculo debido a que quería maximizar sus posibilidades de mantenerse sano y  aumentar su capacidad para absorber el contacto de los defensores tanto cuando lanza desde el perímetro como cuando ataca la canasta.

¿El resultado? Está pasando por la mejor temporada defensiva de su carrera.

Detrás del tirador más revolucionario de todos los tiempos y el basquetbolista más dominante de la actualidad hay un trabajo incansable que jamás se detiene.

Porque para ser el mejor nunca hay que conformarse.

Buscar los errores, detectar las deficiencias y conseguir disiparlas, no hay otro secreto.

Stephen Curry.

 

 

Ignacio Miranda/ [email protected]
En Twitter: @basquetplus
En Twitter: @nachomiranda14

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