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En la actualidad, el prospecto europeo Victor Wembanyama hizo que la gente se entusiasmara más que con el mismo LeBron James antes de que llegue a la NBA. Luka Doncic es considerado posiblemente el mejor jugador de su generación. Sin embargo, hace unas décadas, los jugadores europeos no experimentaban ese escenario de fama y adulación al llegar a la liga. 

Tony Kukoc hace unos años contó cómo era ser la primera generación de europeos en la liga, junto a Drazen Petrovic y luego Dirk como una superestrella. "El trato molestó un poco. Pero también entendimos que éramos los primeros en romper esa barrera. Había uno o dos europeos que vinieron antes, y se quedaban dos años, apenas olfateando minutos. Incluso Drazen en Portland”, contó Kukoc.

Después de todo, los Bulls draftearon a Kukoc en 1993 como su selección en la segunda ronda. Kukoc fue titular en solo 8 de sus primeros 75 juegos con los Bulls. Tuvo números decentes con 10,9 puntos y 4 rebotes por partido, pero sabía que podía hacer más. Y, sobre todo, Kukoc sabía que sería un novato más en la NBA, sin importar su status de superestrella europea.

Incluso con todos sus méritos internacionales, en esos tiempos tuvo que llevar los bolsos del equipo y hacer las clásicas tareas de novato, cuando en el básquet FIBA él era considerado el "Jordan" de sus equipos y selección. Hoy en día, jugadores como Giannis, Luka y Jokic están acoplados a la NBA y se les trata como los jugadores que son, luego de mucha evolución contra los estigmas. Si Toni hubiera jugado en esta era, probablemente tendría una reputación aún mayor.