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“He decidido parar mi actividad profesional para cuidar mi salud mental” la frase de Ricky Rubio que recorrió el mundo del básquet. La decisión del español de retirarse de su selección y bajarse del mundial pone sobre la mesa un tema cada vez más recurrente entre los deportistas de lato rendimiento, el de la salud mental.

Entre los NBA, los dos que más han luchado contra esto y lo hicieron abiertamente fueron Kevin Love y DeMar DeRozan. Fue el propio jugador de Miami expresó en The Athletic: “No puedes pasar de encenderlo a apagarlo. Hay días que son muy duros. El futuro empezó a dejar de tener sentido. Y cuando pierdes la esperanza, lo único en lo que puedes pensar es, '¿cómo puedo hacer que este dolor desaparezca?'. No creo que tenga que decir mucho más que eso”.

Y agregó que pensó en quitarse la vida: “Cuando llegas a ese punto y día tras día es igual, los pensamientos suicidas entran en juego. Y comienzas a planificarlo y cuál sería la ruta que tomarías. Fueron momentos realmente aterradores en mi vida. Sé que da miedo pensar en la idea de quitarte tu propia vida, pero es algo que me pasó por la cabeza muy a menudo. Tenía varias maneras pensadas”.

La actual estrella de los Bulls, por su parte, afirmó que “muchas personas tienen miedo de compartir su historia y no quieren sentarse frente a otra persona porque tienen miedo de ser juzgadas. Yo ahora he llegado a un punto en el que nadie puede atacarme o degradarme por el tipo de hombre que soy y porque sé por lo que he pasado”.

Saliendo del básquet, un caso que en Argentina golpeó fue el de la nadadora Delfina Pignatiello, que tomó hasta la decisión de dejar la disciplina por su salud mental con solo 21 años. En charla con La Nación, opinó: “El deporte de alto rendimiento demanda una exigencia muy grande, una presión enorme, demanda un montón de cosas. Está esta idea de qué hago deporte y voy a estar sano toda la vida, porque el deporte es salud. Claro que sí, desde lo físico, pero la salud mental también es importante para evitar una bola, esa bola de nieve que lo arrasa todo, una acumulación de duelos. Una bola que explota y rompe todo”.

En Tokio lo vivió en carne propia y allí comenzó a pensar en dejarlo: “En Tokio vi lo que sufrían otros colegas por las presiones. Me sentía sola, también otros se sentían solos”.

También fue un llamado de atención el de Simone Biles, la gimnasta artística norteamericana que sufrió las presiones por su enorme talento y que la llevó a retirarse de los Juegos Olímpicos de Tokio con solo 24 años. Recién en este fin de semana volvió a la competencia.

“Ni siquiera diría que comenzó en Tokio. Siento que probablemente fue un poco más arraigado que eso. Creo que fue solo el factor de estrés. Se acumuló con el tiempo, y mi cuerpo y mi mente simplemente dijeron que no. Pero ni siquiera yo sabía que estaba pasando por eso hasta que simplemente sucedió” expresó en su momento.

Un tema que ya va dejando de ser un tabú en el deporte y al que habrá que prestarle cada vez más atención.