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Muchas veces la salud mental es un tabú en el deporte, aún en la actualidad, donde esos temas se hablan cada vez más. Y esto hizo Justise Winslow, aquella gran promesa elegida por Miami que no logró llegar a su techo y que recién ahora en Portland empieza a tener un rendimiento regular.

Y en conversación con The Athletic, se sinceró y repasó los momentos oscuros que vivió en los últimos años, con alcohol, mujeres y excesos, con la salud mental como principal protagonista. El lugar oscuro es un lugar al que Justise no sabe cuándo ingresó: “Hice un hogar en la oscuridad. Lo hice cómodo para mí”.

A su vez, las lesiones lo llevaron a la soledad y a retrotraerse: “Me convertí en un marginado que se iba a quedar abajo e iba a permanecer en el hoyo”. “Trataba de encontrar el amor en los lugares equivocados” explicó.

Y un punto bajo fue justamente en Miami, cuando Spoelstra se comunicó con Josh, el hermano de Winslow: “Parecía que no se había afeitado en semanas ni había salido de su habitación. Cuando vi a Justise así, sabía que era momento de dar un paso adelante”.

Las expectativas de los demás son difíciles de llevar, y el jugador de Portland lo tiene claro: “Ser elegido tan alto, y ser esta elección de lotería, hubo mucho de… No quiero decir que soy un salvador ni nada comparado con LeBron o Zion y lo que pasaron… pero fue algo así como, ‘Este es el tipo al que Dwyane Wade le iba a pasar la antorcha en Miami’”.

A su vez, una lesión en su hombro derecho en su segunda temporada lo llevó a hundirse: “Fui muy egoísta; Pensé que todo el mundo estaba centrado en mí, especialmente cuando me quitaron el baloncesto. No sabía cómo llenarme. Fue entonces cuando mucha de la negatividad y la oscuridad comenzaron a aparecer”.

“Llegas a la liga con 19 años y es todo genial. Luego todo baja y tienes que resolverlo. Es como preguntarle a un joven de 19 años en qué quiere especializarse. No lo sabe. No me conocía a mí mismo a los 19”.

En su relato explicó que “He hecho cosas de las que no estoy orgulloso en mi vida personal. Me he alejado de mi familia, me he aislado yo mismo... Fui muy duro conmigo mismo. Había días que no quería salir de la cama, a lo que sumas beber, las fiestas y todo eso... Me fui a un camino muy peligroso. Creé una rutina y casi me devora”.

Pero algo cambió su vida en 2019. Una discusión con Spoelstra en Miami le cambió el chip. A partir de ahí se levantó todos los días a las cinco de la mañana para ver el amanecer y sacarle fotos. Y el 14 de noviembre del 2021 es la fecha del almanaque que tiene marcada que encontró la luz al final del túnel, con el nacimiento de su hijo Niko. “Niko ha sacado la luz de él, es una versión totalmente diferente” contó su esposa, Kristina Escobar.