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Bautista Giralt, con sus 2.13 de altura, es uno de los internos que puede ser parte de este momento de recambio en la Selección Argentina. Y algunas de las buenas sensaciones que mostraba en las inferiores comenzó a demostrarlas en Albany en la NCAA, donde debutó después de más de un año y medio sin jugar.

Es que su último partido había sido el 24 de junio del 2023 con la albiceleste en el debut del Mundial U19 contra Turquía. Allí una lesión lo dejó afuera del certamen y luego debió para superar algo más complejo que un tobillo.

A su llegada a Estados Unidos, los médicos no le permitieron entrenarse siquiera y debió parar para operarse del corazón. Es que Bautista tenía una condición desde muy chico llamada válvula bicúspide, definida como una anomalía congénita del corazón que se presenta cuando la válvula aórtica tiene dos cúspides en lugar de tres.: “Estaba como empeorado, como que dejaba pasar mucha sangre cada vez que cerraba y la tenían que arreglar”.

Pero todo venía de tiempo atrás: “Me hacían los controles del corazón una vez por año o dos veces por año. Y como que dejé pasar un poco más tiempo, un año y medio, y me hice el control en un lugar nuevo en Argentina, y me dijeron como que no podía jugar más, como que no, y no me daban el apto físico. Ahí me asustó del todo”.

Y agregó: “Antes de irme para la universidad, le avisamos, le avisamos obviamente cuando me estaban reclutando a los entrenadores de todo esto. Y, y los doctores ahí en Argentina, hicieron un millón de estudios y me dejaron, ero en Estados Unidos me dijeron que no, que me tenía que operar si o si antes de jugar”.

Así llegó la operación a fines del 2023, con un 2024 donde el cuerpo técnico de la Selección Argentina lo tuvo entre sus sparrings para la concentración de jóvenes talentos: “Me re contra sirvió, justo me había operado y me llamaron. Me ayudaron porque justo me dieorn el alta para poder entrenar, pero muy de a poco, gradual. Me ayudó mucho estar con los chicos, ver cómo entrenan y también tener los primeros contactos”.

En este contexto llegó la 24/25 con Albany, aunque de manera gradual: “Arrancó la temporada y no tenía muchos minutos. Había un par de chicos que tenían más minutos. Eso fue hasta mitad de temporada, que era, viste, non-conference. Ya cuando empecé a jugar más estaba entrenando mejor”.

El debut fue un 22 de noviembre, y las emociones sobraron: “Fue muy lindo. Fue como medio una adrenalina tremenda después de tan tiempo sin jugar. Y encima fue como que medio entré, metí sus puntos, todo, y se volvieron locos todos mis compañeros, todo”.

A partir de allí fue poco a poco: “Y un partido sí me puso unos minutos, me puso como en el minuto 12. Y ahí metí dos puntos, una etapa y también me hicieron full, todo, así como en dos minutos, y de ahí empecé a jugar más. Justo un chico también se lesionó de los pivotes”.

En este contexto, desde el 6 de febrero se hizo un lugar entre los titulares y terminó con 9 partidos consecutivos en esa condición, con su mejor juego el 1 de marzo ante NJIT con 10 puntos y 3 rebotes en 16 minutos. “Estuvo muy bueno el cierre, fue buenísimo jugar de locales con toda la gente y peleando por jugar playoffs de locales”.

Ya hace un tiempo con la temporada terminada, Giralt fue el único argentino que no ingresó en el transfer portal y tendrá su segunda temporada con el mismo equipo, que aspira a darle un mayor lugar en la rotación: “Para el año que viene esperan que tenga un buen verano acá entrenando para que pueda jugar más y tenga un rol más importante. Y como pivote definido”.

Una primera temporada universitaria donde Giralt volvió a sentirse jugador. Y ahora apunta a tener una temporada de crecimiento total.

Alejandro Malky / [email protected]
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