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Ron Artest siempre fue conocido más por sus polémicas en la NBA y menos por su gran talento, ese que lo llevó a ser clave en los Lakers de Kobe Bryant. Suspensiones, peleas, polémicas, cambios de nombre, y una costumbre curiosa en sus comienzos en la liga con los Bulls.

Chicago lo había elegido en el draft de 1999 en la posición 15, en una época post Michael Jordan sumamente compleja para la franquicia. Sin ir más lejos, en las dos primeras temporadas del alero consiguieron un total de 17 victorias en la primera y 15 en la segunda.

En este contexto contó lo que hacía en los entretiempos: “No quisiera recomendar o alentar nada así, pero siendo honesto, sí, a veces simplemente lo hacía. Solía tomar Hennessy durante los descansos de los partidos. Lo tenía (la botella del coñac francés) en mi vestuario. Sólo iba a la tienda, la compraba, y la dejaba en mi taquilla”.

Y agregó: “Estábamos perdiendo mucho y yo estaba pasando por muchas cosas en ese momento, pero es súper inaceptable al mismo tiempo. Merecía una suspensión, si alguien piensa que eso era intentar hacer algo salvaje, debería haber sido suspendido. Estaba perdiendo muchos partidos y simplemente caminaba por el túnel e iba al pequeño lugar que estaba allí”.

Solo poco más de dos temporadas y 175 partidos jugó Artest en Chicago, hasta ser cambiado a un Indiana donde se vio lo mejor de su juego y lo peor también desde lo individual, siendo protagonista principal de Malice At The Palace.