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El Tau Cerámica, actual Baskonia, tuvo una 2001/02 histórica, con cinco argentinos y logrando la Copa del Rey y la ACB, un logro histórico para la institución que dirigió en ese momento Dusko Ivanovic. Allí fueron parte del equipo Luis Scola, Fabricio Oberto, Andrés Nocioni, Hugo Sconochini y Gabriel Fernández, que serían luego subcampeones del Mundial 2002 y oro olímpico en Atenas 2004.

Y como todo grupo albiceleste tenía sus costumbres. Como se cuenta en el libro Chapu, historias de un guerrero, el truco era algo habitual, pero que generó muchos cruces con el entrenador.

Salvo Oberto, los otros cuatro se reunían en una habitación para jugar al truco. Lo hacían vehementemente, lo que generó que se enterara el entrenador. Y Chapu recordó: “Un día vino el delegado para decirnos que no podíamos jugar más. Entonces le dije que le comunicara a Dusko que íbamos a seguir jugando porque no tenía nada malo. Al otro día, reunión con Ivanovic, en el medio de la cancha. Nos decía que no quería juegos de cartas en su equipo porque tenía malas experiencias de jugadores que se habían peleado por dinero por jugar a las cartas. El único que le contestaba era yo. Le quería explicar que no jugábamos por dinero, que era un divertimento argentino que no tenía nada que ver con el póker y eso. Pero no hubo manera. Nos dijo que si seguíamos jugando nos iba a sacar un sueldo. Yo estaba dispuesto a seguir jugando igual, pero el resto me frenó y se acabó el truco”.

Gaby Fernández era uno de los jugadores de cartas y agrega detalles: “En esa reunión Chapu se puso pesado y empezó a los gritos a decirle a Ivanovic que, si quería, que le descontara el sueldo, y nosotros tres, con Luis y Hugo, nos dimos cuenta de que, si la seguía, Dusko lo iba a hacer. Entonces lo agarramos entre todos, lo levantamos en andas y nos lo llevamos. Fue la única vez que recuerdo haberle sacado una sonrisa a Ivanovic. Con Dusko la cosa era blanco o blanquísimo. Así lo decía él. No había otra opción”.

La del truco la recuerda el entrenador: “Truco lo prohibí porque jugaban hasta muy tarde. No me gustaban los juegos de cartas. Entonces les dije que los iba a multar y no jugaron más. Eran las reglas. Con ese dinero, un año, hicimos la sala de musculación. Él, normalmente, pagaba más que otros”.

Oberto, el único del grupo argento que no jugaba al truco, hoy se ríe de esa relación con el entrenador: “Era especial su relación con Dusko. A veces parecía ciencia ficción. Hay que sacarse el sombrero con Dusko porque nos hizo mejores a todos. Después se lo hacíamos sentir al rival en la cancha. Me acuerdo que una vez casi perdemos un partido porque Forrest agarró de la camiseta a un rival y le cobraron falta y al otro día hizo una práctica donde el que agarraba pagaba multa. Chapu se llevó 2 o 3. Pero él era así. A Andrés le decís que viene un tsunami y lo pasa nadando”.