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El 10 de febrero de 2015, Lanús y San Martín de Corrientes protagonizaron uno de los partidos más calientes que se recuerdan en la Liga Nacional. Lo que había empezado como un duelo parejo en el sur del Gran Buenos Aires terminó con empujones, golpes y una pelea que desató el caos.

A menos de ocho minutos del final, Lorrenzo Wade y Fernando Calvi pasaron de las palabras a los manotazos, generando que todo el banco de San Martín entrara a la cancha. La bronca del foráneo empezo con un codazo del alero y tras unos careos, con lo dos expulsados terminó en un trompada de bronca rumbo al vestuario. El resultado: diez expulsados, ocho del equipo correntino, que terminó jugando con solo cuatro hombres y no pudo evitar la derrota 87-75.

Después del partido, los dardos siguieron. Wade, todavía encendido, acusó a Calvi de “jugar sucio” y justificó su reacción como defensa propia. Por su parte, Calvi no se quedó callado y calificó al extranjero como “cobarde”, asegurando que “no puede venir alguien a lastimar con mala intención”. El Tribunal de Disciplina tomó cartas en el asunto: Wade recibió tres fechas de suspensión y Calvi dos. Ambos intentaron defenderse, pero las imágenes y los antecedentes dentro del partido dejaron claro que los dos se habían pasado de rosca.