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Pep Guardiola no solo es un revolucionario del fútbol, sino que también tiene una mirada profunda sobre otros deportes. Durante su año sabático en Nueva York en 2012-13, el catalán se convirtió en un habitué del Madison Square Garden y entabló una relación con Pablo Prigioni, por entonces base de los Knicks. Con su mentalidad de posesión y control, Guardiola no tardó en compartir su mirada sobre el juego con el argentino: “Se volvía loco cuando había solo dos pases y lanzábamos al aro”, recordó Prigioni en una entrevista.

El actual entrenador del Manchester City es un devoto del pase como principio rector del deporte. Su obsesión con el tiki-taka del Barcelona lo llevó a cuestionar el estilo de los Knicks, un equipo que priorizaba el uno contra uno y los tiros rápidos. “Me preguntaba por qué no nos pasábamos un poco más la pelota. Creía que cuando yo estaba en la cancha lo hacíamos más, que había generación de juego”, contó Prigioni, quien por su formación en Europa coincidía con esa idea. Sin embargo, en la NBA de la época, el ritmo vertiginoso muchas veces primaba sobre la elaboración.

Años más tarde, Steve Kerr aplicó esos conceptos con los Golden State Warriors, inspirándose en el modelo de juego de Guardiola y en la filosofía del pase que también influenció a Jürgen Klopp. “La identidad de nuestros Warriors también se basa en los pases”, aseguró el entrenador multicampeón. Sobre aquellos Knicks, aconsejados por el español, terminaron 2dos del Este en esa temporada y fueron eliminados en semis de Conferencia, bajo la dirección de Mike Woodson llevaron un promedio de 19.2 asistencias por juego, aparentemente pocas para el experto del toque, pero entendible con un anotador como Carmelo Anthony a disposición.