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La era de LeBron James en Miami Heat marcó un punto álgido en su carrera, con cuatro Finales consecutivas y dos campeonatos entre 2011 y 2014. Sin embargo, su salida de la franquicia rumbo a Cleveland en 2014 tuvo razones que trascendieron lo meramente deportivo. Dwyane Wade, su socio histórico, reveló en The Underground Lounge que un hecho insólito pudo ser la gota que rebalsó el vaso: Pat Riley, el todopoderoso presidente del equipo, le prohibió a LeBron comer galletas con chispas de chocolate en un vuelo del equipo. "Era demasiado microgestión en ese punto. Estás hablando de un equipo que hizo cuatro Finales seguidas. No necesitas microgestionarnos, y sentí que [Pat Riley] se excedió. Éramos hombres adultos, no nos podés sacar las galletas", sentenció Wade.

El episodio, aparentemente trivial, expuso un problema mayor en la relación entre James y la estructura de Miami. Riley siempre fue conocido por su disciplina inquebrantable, pero incluso en un equipo plagado de estrellas y con probada capacidad de autogestión, su control no disminuyó. La rigidez con la que se manejaba el día a día del equipo comenzó a generar fricciones, y jugadores con el peso de LeBron, Wade y Chris Bosh no tardaron en resentirse. "A veces, todo lo que querés es comer unas galletas con chispas de chocolate", pero Riley no estaba dispuesto a ceder ni en los detalles más mínimos.

Si bien la derrota en las Finales de 2014 ante San Antonio marcó un antes y un después para el Heat, la tensión entre LeBron y la franquicia ya estaba instalada. La decisión de amnistiar a Mike Miller en 2013, una movida económica que no fue del agrado del Rey, también sembró dudas sobre el compromiso de la franquicia para reforzar el equipo. Con un plantel envejecido y sin grandes incorporaciones, la dinastía de Miami parecía agotada. Wade reveló que fue en ese vuelo cuando notó que LeBron podía tomar la decisión de irse: "Una cosa que no hacés es [meterte] con las galletas de LeBron". El tiempo puso las cosas en su lugar. James regresó a Cleveland en 2014 y llevó a los Cavaliers a cuatro Finales consecutivas, coronándose campeón en 2016. Mientras tanto, Miami entró en una etapa de reconstrucción de la que le costó salir.