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El embudo sin salida de los Lakers

16:42 12/02/2022 | Los angelinos llevaron a LeBron James para recuperar la gloria perdida y lo lograron, pero desde la burbuja de Orlando se los ve desorientados.

LeBron con cara de ya no sé qué hacer; al lado Davis y luego Westbrook buscando la solución en el cielo (Getty)

Fichar a LeBron James en los Lakers del 2018 no tenía ninguna otra opció que ir por el anillo. Era la unión de dos potencias: la marca (Lakers) y la megaestrella (James). No servía otra cosa que ganar. La primera experiencia fue mala (no entraron a los playoffs de la 2018/19, luego de jugar LeBron 8 finales seguidas), pero hicieron números, ficharon a Anthony Davis, se deshicieron de varias promesas y en la burbuja de Orlando, en plena pandemia, los Lakers recuperaron la gloria, ganando el anillo en la 2019/20.

De ahí en más, nada fue igual. De la 2020/21 quizá no pueda decirse demasiado del equipo, porque lo que ocurrió fue una plaga de lesiones, empezando por LeBron, que se perdió 27 de los 72, y obviamente de Anthony Davis, que no estuvo en la mitad de los partidos. Eso los llevó a entrar desde muy atrás en los playoffs, teniendo que superar incluso un play-in, para quedar eliminados en primera ronda por Phoenix. 

Lo peor fue el receso. Intentando no se sabe muy bien qué, y tampoco queda claro liderados por quién (¿el GM Pelinka? ¿LeBron?), los Lakers hicieron unos movimientos de mercado que, a priori, sonaron sorpresivos, por no decir inexplicables. El 6 de agosto cambió toda la fisonomía del equipo, con un multicanje que dejó ir a Caldwell-Pope, Harrell y Kuzma a Washington para sumar a Russell Westbrook (33). Una apuesta a todo o nada. ¿Qué le sumaba Westbrook a LA? No quedaba claro. Lo que sí estaba claro era todo lo que perdía: a su tirador más confiable (CP), a su alero del futuro (Kuzma) y a un batallador interior joven (Harrell).  

Ese mismo día de agosto fichó a Carmelo Anthony (37 años), de buena temporada en Portland, pero muy veterano. También a Ariza (36) y otra vez a Howard (36). Luego hizo lo propio con Rondo (35) y en setiembre fichó a DeAndre Jordan (33), canjeando a Marc Gasol a Memphis por nada a cambio. Una mezcla rara y, sobre todo, una sumatoria de muchos años, lo que, viniendo de una temporada con tantas lesiones, no parecía lo más apropiado. También llegaron algunos jóvenes (McLemore, Monk, Johnson), pero de los que no mueven la aguja. 

Con este panorama, arrancaron la temporada y disimularon los problemas que generaba Westbrook con la dupla LeBron-Davis sana. Cuando esa variable no estuvo (gran parte de los últimos 2 meses), el equipo se cayó a pique. Pero el problema no es solamente ese. Sino que los movimientos realizados los hipotecaron a futuro. Veamos.

LeBron tiene un año más de contrato por 44.5 millones, Davis uno más por 38, Westbrook una opción a su favor por la 22/23 por 47.1 millones (sí, es el jugador más caro del equipo y el cuarto en toda la NBA), Talen Horton-Tucker uno más por 10.3 y Nunn uno más por 5.3. 

Esto hace que el futuro sea complicado. Entre las 3 megafiguras (James, Davis, Westbrook) tienen este año el 74% del total de salarios del equipo. Están 40 millones arriba del salario de lujo este año. Los Pelicans se quedaron con todas sus primeras rondas de draft hasta el 2025 por el canje de Davis. El contrato de Westbrook es incanjeable. Demasiados problemas para mirar con optimismo lo que viene.

En lo deportivo, pese a la vuelta de Davis, hubo varias ausencias de James. De los últimos 16 partidos, perdieron 11, y si bien es improbable que caigan del play-in actual (marchan novenos en el Oeste y el décimo es New Orleans, 3.5 partidos abajo), la pregunta es cuánto durarán en playoffs, si pasan el play-in. Estos Lakers no asustan, ni siquiera con LeBron y Davis. Y poco puede esperarse para el año que viene, ya con James en sus 38/39 años. ¿Habrá sido la burbuja de Orlando la única función del Rey en LA?

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