Keith Closs: “Llegué a tomar en el banco y fumar marihuana en el vestuario”
08:34 08/07/2022 | El pivote de 2.21 metros no fue elegido en el draft de 1997, igual llegó a la NBA y jugó poco más de 100 partidos en tres temporadas. Las adicciones sentenciaron su carrera.
Keith Mitchell Closs jr. nació en Hartford, Connecticut, a principios de abril de 1976, hoy tiene 46 años y hace un largo período que ayuda a la gente que sufre de adicciones como el alcohol y las drogas, para que traten de superar el calvario que él vivió. “Ahora estoy haciendo las cosas bien en mi vida. Me encuentro en un punto donde lo vergonzoso que me sucedió mientras estaba borracho no me importa, porque estoy vivo y ahora puedo hacer cosas para que los demás se sientan más cómodos”, reconoció hace un tiempo, además afirmó que todavía juega ligas locales en California.
Closs es un flaco largo, de 2.21 metros y poco menos de 100 kilos que vivió un efímero paso por la NBA: sufría una gran adicción con el alcohol y las drogas que le imposibilitaron hacer su vida normal y que lo llevaron a terminar su carrera como jugador de básquet profesional al poco tiempo de haber comenzado.
Su gran talla lo llevaron a destacarse rápidamente en el básquet, en su etapa universitaria concurrió durante dos años a la universidad pública de Central Connecticut State pero ese poco tiempo le valió para meterse en la historia: tiene el récord histórico de mayor cantidad de tapas en la NCAA, terminó con un promedio de 5.87 por partido, teniendo incluso encuentros en los que metió hasta 13 bloqueos.
Pero sus problemas extradeportivos le impidieron continuar cursando. Jugó un año en una pequeña liga estadounidense, la Atlantic Basketball Association y en 1997 se anotó para el draft de la NBA.
Fueron Los Angeles Lakers uno de los principales interesados en el lungo. Otros también consultaron por él pero nadie lo eligió en el draft de 1997. Luego consiguió un contrato para jugar la summer league para los Lakers y finalmente fue la otra franquicia angelina la que apostó por él: los Clippers.
Un contrato de cuatro años a cambio de $6.3 millones de dólares y la confianza depositada en él. Buscaban suplir las partidas de Kevin Duckworth y Stanley Roberts. Keith utilizó el número 33, el de su ídolo Kareem Abdul-Jabbar. Incluso supo entrenar con su máximo referente.
Pero nunca pudo superar sus adicciones, incluso llegó a pelearse con sus compañeros de equipo como Michael Olowokandi y Maurice Taylor. Años después comentó: “Yo bebía cuando estaba en la NBA, incluso sentado en el banquillo durante los partidos. Lo que tenía en mi botella no era Gatorade, era lo que yo había comprado en la tienda de licores. Estaba muy resentido porque jugaba poco, sentía que me estaba muriendo”. Además confesó que en los descansos de los partidos, se escondía en el estadio para fumar marihuana.
“Nadie faltó el respeto el juego del baloncesto como yo lo hice en ese momento. Eso es algo que tengo que vivir”, sintetizó Closs. Su carrera en la NBA terminó tras tres temporadas y apenas 130 partidos disputados.
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