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Kevin Garnett tuvo ayer la ceremonia con la que sueña cualquier jugador, al ver retirada su camiseta 5 en el Boston Garden. Su paso de seis temporadas dejó un anillo para los Celtics y un recuerdo imborrable de trabajo y sacrificio por la camiseta. Sin embargo, el propio jugador no estaba seguro de llegar a la franquicia dirigida por Doc Rivers en ese momento.

Garnett terminó la 2006-07 con grandes números, pero con un equipo de Minnesota que no encontraba el rumbo, había perdido 50 partidos y no ingresaba a playoffs hacía tres temporadas. En ese contexto, el jugador quería salir y los Timberwolves buscaban hacer el mejor negocio posible.

Del otro lado, los Celtics no llegaban muy distintos. Habían ganado solo 24 partidos en la campaña y tenían a un Paul Pierce ansioso por competir y ganar el anillo. Para ello, Danny Ainge pensaba juntar a dos estrellas con The Truth, Ray Allen y Kevin Garnett.

Para conseguirlo tenían un pick alto en un Draft donde se presentaban Kevin Durant y Greg Oden. Pero la lotería, donde tenían un 50% de chances de elegir en el top 2, los ubicó en la quinta ubicación, lo que los dejó sin una posible estrella.

El ala pivote fue el primero al que contactaron para llevar a cabo un traspaso. Pero cuando Ainge y Kevin McHale, GM de los Wolves habían logrado un acuerdo previo al Draft, Garnett desestimó la chance por el momento. Sus razones eran el pasar de un equipo perdedor a otro, no querer quedar mal con Minnesota y la traición que sintió por parte de McHale.

Además, entre las opciones que tenía sobre la mesa estaban Phoenix, que lo quería en lugar de Amare Stoudamire, y los Lakers, que estaban buscando una segunda estrella para ser el escudero de Kobe Bryant.

Sin embargo, hubo un primer paso que cambió la decisión de Kevin. Boston enviaba a Wally Szcerbiak, Delonte West, Jeff Green y una segunda ronda de Draft a Seattle y lograba la llegada de Ray Allen y una segunda ronda que sería importante a futuro, Glen Davis.

 Allí empezaron nuevamente las negociaciones y Garnett dejó una puerta abierta. Entre los que habló fue con Steve Nash, que jugaba en los Suns, equipo al que no fue porque jugaría solo con el canadiense, y él quería que Stoudamire se quedara.

Y también se dio una situación clave. Cuando Garnett quiso hablar con Kobe por su llegada a los Lakers, el escolta estaba en China y no respondió el llamado.

Así, con las dos posibles chances desechadas, el ala pivote dio un paso al frente y se reunió con Danny Ainge para hablar sobre la posibilidad de su llegada, el trabajo en conjunto con Pierce y Allen, en lo que fue una reunión positiva.

Así, igualmente estuvo a punto de caerse la operación, porque Minnesota quería a Rajon Rondo en el traspaso y Ainge se negó de manera rotunda. Allí intercedieron los dueños y al poco tiempo dieron el sí. Finalmente, los que pasaron a los Timberwolves fueron Al Jefferson, Gerald Green Theo Ratliff, Ryan Gomes y el pick de primera ronda de 2009.

A partir de ahí lo demás fue historia. Un Big Three histórico que venció en su primera temporada a los Lakers en la final y un Garnett que impuso una cultura de sacrificio y trabajo por la camiseta que pocas veces se vio antes.