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Corría el año 2000 y Allen Iverson era una estrella controvertida en Philadelphia Sixers. El base estaba en uno de sus mejores momentos, pero los roces con su entrenador, Larry Brown, que incluso lo suspendió después de no ir a un entrenamiento en marzo.

A partir de ese momento, la gerencia de la franquicia se planteó el traspaso y allí apareció Joe Dumars en escena, que había asumido como gerente general de Detroit en ese verano. Así, según Marc Stein, los Pistons estaban cerca de conseguir a Iverson en un traspaso a cuatro bandas, al punto de que el ejecutivo de Philadelphia, Pat Croce, afirmó que estaban cerca de un acuerdo.

Para que esto se llevara adelante, Matt Geiger, interno suplente de los Sixers, iría a los Pistons con Iverson, pero fue la pieza que hizo caer el castillo y no se llevó a cabo el traspaso. Es que el pivote, que jugó diez temporadas en la NBA, rechazó el canje de 1.2 millones de dólares por las últimas cuatro temporadas de su contrato.

Sin embargo, tuvo sus razones, tal cual comentó: “Miré a Detroit y no pensé que Allen y yo hubiéramos estado mejor allí. Así que la decisión fue fácil”.

Así, Allen Iverson se quedó en Sixers, ganó el MVP en la campaña siguiente, con 31.1 puntos, 4.6 asistencias y 2.5 robos por juego, a la vez que llevó a su equipo a las finales de la NBA, donde caerían ante Los Angeles Lakers.

El base recién recaló en los Pistons a los 33 años en 2008 proveniente de Denver Nuggets, en los últimos momentos suyos en la NBA, aunque dio chispazos de lo que su figura marcaba anteriormente. Así, 1.2 millones solamente fueron los que alejaron a Iverson de una franquicia que cuatro años más tarde conseguiría el anillo ante Lakers.