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Doc Rivers admitió que inicialmente no quería entrenar a Austin Rivers, su hijo a quien tuvo primero en Los Angeles Clippers. Pero varios miembros de la oficina, incluido el ex Gerente General Dave Wohl, lo presionaron para que lo aceptara en el equipo. En ese entonces, Austin parecía tener un techo mayor al que llegó en su carrera.

"Fue dificil. Dave Wohl y un par de chicos más pensaron que sería una buena idea. Solo pensé, 'es demasiado difícil'”, dijo Rivers. “Para entrenar a tu hijo en la NBA, tiene que ser el mejor jugador por asomo o el peor jugador por asomo, no estar en el medio. Porque allí, cuando es un jugador regular del equipo y juega más que otros, un entrenador camina la delgada línea al ojo mediático" expresó Doc.

"Fue difícil en muchas áreas. Austin y yo éramos muy cercanos, pero cuando lo entrenaba no quería venir a mi casa porque, bueno... Son muchas cosas pequeñas como eso. Pero al final, fue asombroso”. Si bien fue un desafío, Austin tuvo su mejor época en los Clippers. Durante la temporada 2017-18, promedió 15,1 puntos, 4,0 asistencias, y 33 minutos por partido. Sin embargo, fue traspasado ese verano a los Wizards por Marcin Gortat.

“Cuando decidimos traspasarlo, lo llamé y me emocioné, estaba diciéndole adiós a mi hijo. Y él me salvó”, dijo Rivers. "Él me salvó. Él estaba como, 'papá, estoy bien. Tuve el mejor año de mi carrera el año pasado a tus órdenes" contó el ahora entrenador de Philadelphia. Ambos lograron ser la primer pareja de padre-hijo en la historia que fueron entrenador y jugador en un mismo equipo. Y para el coach, fue el desafío más grande a nivel personal.