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La primera mitad de Damian Lillard anoche ante Denver, fue digna de Steph Curry. El base de Portland empezó relativamente tranquilo y recién metió su primer triple promediando el primer cuarto, cuando Denver ya había sacado una amplia diferencia (21-9). Dos minutos después metió el segundo y cerró el período con 2 libres. Diez puntos sobre 25 de su equipo era una cifra altra para lo individual, pero baja para lo colectivo. 

Los Nuggets siguieron con su agresividad ofensiva y defensiva y en el segundo parcial empezaron a lo que parecía era sellar la victoria, cuando Millsap metió 2 libres para el 55-37 a los 5m20s del segundo cuarto. Entonces se desperto el Demonio. En 68 segundos, Lillard clavó 3 bombas, cada una más lejos que la anterior. El primero de 7,6 metros, el segundo de ocho y medio y el tercero de más de 9 metros. Igual, Denver mantenía una buena diferencia, 57-46.

Pero no había terminado el cuarto. Tras colocarse otra vez 15 arriba el local y descontar Nurkic, Lillard tomó la lanza y fue al frente como un desquiciado: triple, 4 libres y dos triples más, para achicar la distancia a solo 4 (65-61) y poner el partido en duda. Igual, los Nuggets cerraron bien el segundo cuarto, 73-61, y en la segunda mitad, Aaron Gordon se encargó de Lillard y, de los 32 puntos y 8/11 triples, pasó a "solo" 10 puntos y 1/5 bombas. 

Igual, lo hecho en esos 24 minutos le sirvió para meterse en la historia grande de la NBA, igualando el récord de triples anotados en una mitad, que tenía una vigencia de 20 años. Lo había logrado Vince Carter, un tirador no especialista, jugando para Toronto, contra Philadelphia, el 11 de mayo de 2001. El récord en un partido completo sigue en manos de Klay Thompson, con 11, el 28 de mayo de 2016, y ahora Lillard tiene los otros dos puestos del podio. Solo en el segundo, con 10, anotados el 23 de abril del 2019, y los 9 de ayer, junto con otros 9 jugadores.