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En la historia de la NBA hubo pocos equipos que marcaron una época, uno de ellos fue Chicago Bulls. La franquicia de Illinois dominó los 90, ganó seis anillos de campeón y forjó una dinastía encabezada por Michael Jordan, dentro de la cancha, y Phil Jackson, desde el banco de suplentes.

Scottie Pippen fue el principal ladero de Jordan y para la segunda tripleta se sumó Dennis Rodman, quien venía de lograr dos campeones con Detroit Pistons a fines de los 80. El Gusano se pudo acoplar rápidamente a sus nuevos compañeros y se volvió una parte importante dentro del equipo.

El trío conformado por Jordan, Pippen y Rodman encontró una particular manera de fomentar la comunión entre ellos y generar una química importante que favorezca al equipo. El propio Dennis fue quien reconoció de qué manera buscaron consolidar el seno importante del plantel.

"Yo, Michael y Scottie, apostábamos todos los días a ver quién tenía la grasa corporal más baja", dijo Rodman. Luego agregó: "Mike sería como 3.2%, Scottie sería como 3.3%, y yo sería como 3.4%. Pero todos los días, cambiamos". 

Por último, comentó: “La gente decía: ‘¿Cómo te mantienes tan delgado y tan bien así?’ Porque teníamos ese régimen, mentalidad, esa rutina. Todos los días queríamos ganar, queríamos ser competitivos, salir y mostrarle a la gente que podemos ser menos que el día anterior”.