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La derrota de los Warriors en Los Angeles dio por terminada un par de rachas de Steve Kerr con su Golden State. Cada vez que había clasificado a Playoffs, habían disputado las finales, con cuatro títulos en ocho temporadas. Además, en dos de ellas no llegaron a la postemporada al no tener equipo completo a causa de lesiones de Klay Thompson, Draymond Green o Steph Curry.

Y esta eliminación parece un punto final a una dinastía que hizo historia, con un equipo glorioso y un Steph Curry que cambió el juego. Los rendimientos de leyendas de la franquicia como Klay Thompson y Draymond Green muestran un declive lógico por edad y los golpes de lesiones durísimas como el Splash Brother, con una rotura de ligamentos y una de tendón de Aquiles a cuestas.

“Este no es un equipo campeón” expresó Steve Kerr cuando terminó el juego. Y posiblemente sea algo cierto: “Cuando vas 11-30 fuera de casa durante la temporada regular, eso no es lo que hacen los equipos campeones” agregó.

Con un plantel con titulares de mucha experiencia y varios suplentes demasiado jóvenes, los Warriors parecieron quedar cortos. De un lado estuvieron los Curry, Thompson, Green y Wiggins, mientras que del otro los Poole, DiVincenzo, Looney, Moody y Kuminga, estos últimos con muy corta edad para asumir responsabilidades según el propio Kerr.

A eso hay que sumarle que Wiggins no estuvo casi toda la temporada y volvió para los playoffs, para terminar igualmente como el tercer anotador y rebotero del equipo. Además, Jordan Poole no dio un buen rendimiento, con 10.3 puntos y un bajísimo 25.4% en triples.

Green tiene su opción de jugador y habrá que ver cómo hace la franquicia para costearlo, ya que tienen el equipo más caro de la NBA. Según The Athletic, las dos partes quieren seguir juntas, así que habrá que ver cómo se da, si toma su opción por 27 millones o corta y busca un contrato de mayor duración con la franquicia.

A todo eso habrá que ver qué rol toma un Thompson que bajó su rendimiento pero que la próxima temporada seguirá siendo el segundo mejor pago del equipo, aunque en el último año de su contrato también.

En el desarrollo y crecimiento de los Kuminga, Moody, y el paso al frente que deba dar un Poole que tendrá que demostrar que vale el contrato millonario que le firmaron la pasada campaña y que arrancará a ser efectivo en el próximo año. También Wiggins y Looney deberán demostrar que pueden dar mucho más.

Panorama complejo para unos Warriors que hicieron historia y que necesitarán algunos cambios para reencausar el futuro.