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Marcelo Milanesio dejó las canchas en 2002, luego de haber sido campeón con Atenas y retirarse con toda la gloria. Sin embargo, estuvo a un paso de volver al poco tiempo, en Europa, y en la Liga ACB, para dimensionar tamaña oferta.

El base había ido a ver la Copa del Rey a Valencia invitado por Fabricio Oberto, y quedó alucinado con toda la competencia. Y allí se encontró con Julio Lamas, que dirigía al Alicante y tenía como base titular a Pablo Prigioni. Su problema era que Jordi Millera, el suplente, se había lesionado y necesitaba un recambio de nivel, y a nada más de verlo pensó que Milanesio era el indicado.

“Un día vino Julio, se me sentó al lado, y me dijo si no quería ir por lo que quedaba de la temporada, unos 12/13 partidos, de los que tenían que ganar uno para salvarse del descenso” expresó Marcelo.

Tanto lo dejó pensando la oferta, que el ya exjugador pidió una pelota y se puso a tirar en la misma cancha de Valencia después de la final de la Copa del Rey. “"Le pasaron muchas cosas por la cabeza y le había picado el bichito de volver a jugar” contó Lamas en radio Universidad de Córdoba.

Sus dudas radicaban en que ya tenía un trabajo arreglado con Sancor Seguros. “No podía dar marcha atrás con lo que había hablado con Sancor Seguros y decidí no aceptar”.

Julio estuvo cerca pero finalmente no logró su cometido: “Marcelo al final rechazó la propuesta; las ganas de jugar las tenía, pero fueron más fuertes sus compromisos asumidos. Es una persona que cumple a rajatabla con lo que dice” explicó.

Luego de rechazar a la Benetton Treviso en 1998, este fue el último tren y Marcelo le dijo que no a la oportunidad europea nuevamente, dejando al Griego como el único amor que tuvo en su carrera como profesional.