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Cristian Lambretch siempre buscó subir niveles. Primero fue en Bahía Basket, donde su trabajo dentro del staff fue clave para el desarrollo del mejor momento del proyecto liderado por Pepe Sánchez. A partir de ahí dio el salto a la Selección de Venezuela y a Guaros de Lara, para el año pasado llegar a España de la mano del Campus Promote, de la Liga Femenina española. Ahora le llegó su oportunidad en la segunda mejor liga del mundo, la ACB, de la mano del Bilbao Basket.

“Cuando llegué a Logroño supe que el preparador físico del Bilbao Basket del año anterior (Roberto Molina) era de Logroño, entonces lo contacté e intenté conocerlo. Le insistía para reunirme con él y conocer cómo trabaja, las cosas que hace, las que no hace, cómo es la Liga ACB, cómo son los jugadores, el día a día de un equipo de este calibre, aprender de él. Forjamos una muy buena amistad este último año y él puso mi nombre sobre la mesa cuando se fue de Bilbao a la Liga alemana (al Brose Basket), y me llamó diciendo que él había dado mis referencias y que había una posibilidad de que me llamen. Dos días después me llamó el director deportivo, me hizo la propuesta y no había mucho que dudar” contó el argentino.

Su ida a España fue algo planificado junto a su pareja, como tantos otros que deciden dejar el país: “Es algo que teníamos en mente con mi pareja hace cinco o seis años. Desde el momento que salí de Bahía lo teníamos en mente. Antes de irme con la Selección de Venezuela al Repechaje Olímpico en Kaunas, habíamos ya fijado con mi pareja de irnos a España y ver qué surgía, porque no sabíamos dónde íbamos a vivir, no tenía trabajo, mi pareja renunció a su trabajo de diez años, vendimos absolutamente todo y nos fuimos del país. En el lapso de que me fui de Bahía a que terminara la clasificación a Tokio en Kaunas, surgió la posibilidad en Logroño, en el Campus Promote, y no lo dudé. Ese fue mi desembarco en España”.

Aquella experiencia en el Promote fue importante para Cristian: “Fue todo nuevo para mí porque nunca había estado en España, nunca había trabajado en una Liga Femenina y tampoco con mujeres, así que fue todo muy positivo. Me encontré con una institución que nos trató de maravilla, que nos dio un muy buen lugar, nos dieron libertad de trabajo, nos apañaron, y estoy sumamente agradecido”.

Lambrecht no tiene dudas y sabe a qué llega a Bilbao: “Tengo los objetivos de conocer la liga, la intención de conocer este mundillo que es la ACB, la que tanto soñé, añoré e imaginé. También seguir aprendiendo porque se eleva el nivel de exigencia y voy a tener la necesidad de forjar nuevas herramientas que me van a permitir estar a la altura, que es a lo que vine, en definitiva”.

A su vez, remarcó lo que significa para él en su carrera profesional: “Es un salto grande más. Es un peldaño que subo, donde se que profesionalmente es un salto grande y una exigencia muy grande, que es la que me propongo. A lo largo de los últimos años fui aprendiendo que el contexto y sus exigencias y demandas nos condicionan, y siempre que uno quiera estar abierto y sea lo suficientemente permeable para aprender y querer crecer, ese es el ecosistema ideal para dar saltos cualitativos desde lo profesional y personal. Pretendo encontrarme con eso, un entorno exigente donde pueda seguir creciendo”.

Por último, contó un poco lo que es la nueva institución y con qué se encontró: “Bilbao Basket no es un equipo que está catalogado de los de arriba, del máximo presupuesto, pero es un club con muy buena estructura, buena cantera, gente muy amable, muy buena, muy servicial, que se preocupa por todos los que componen el staff, para que no falte nada y que podamos trabajar con tranquilidad y libertad. Muy buena estructura y muy buenos recursos, en lo humano e infraestructura. Estoy hace poco, pero es lo que puedo decir hasta ahora. Estoy feliz, es donde quería estar, así que a trabajar mucho”.

Alejandro Malky / [email protected]

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