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Jokic no decepcionó en su vuelta a la competencia FIBA. Después de conseguir su tercer MVP de la NBA, el pivote de clase generacional hizo unos Juegos Olímpicos de élite. El Bronce cosechado ante Alemania es su segunda medalla, conseguida siendo el líder absoluto del juego en todos los aspectos.

El pivote serbio se convirtió en el primer jugador en liderar las estadísticas olímpicas en rebotes, con un promedio impresionante de 10,7 por partido, y en asistencias, con 8,7, lo que resalta su capacidad para influir en el juego desde múltiples facetas. Además, Jokic registró una eficiencia de 31, la más alta del torneo, y estuvo cerca de promediar un triple-doble, algo que solo ha ocurrido cinco veces en la historia de los Juegos Olímpicos.

Su dominio no solo se reflejó en promedios, sino también en acumulados totales: Jokic lideró el torneo en puntos (113), asistencias (52) y rebotes (64), destacándose como una fuerza imparable durante los seis partidos que disputó. Su rendimiento fue particularmente notable en el partido por la medalla de bronce contra Alemania, donde registró un triple-doble con 19 puntos, 12 rebotes y 11 asistencias.

La actuación de Jokic ante Estados Unidos también merece mención especial. En la fase de grupos, mantuvo el marcador cerrado mientras estuvo en cancha, y en las semifinales, casi logró la hazaña de eliminar a los estadounidenses con 22 puntos, 11 asistencias y 5 rebotes. Este rendimiento reafirma a Jokic como uno de los jugadores más completos y dominantes de la historia.