Las claves de la tormenta perfecta para el oro olímpico de Argentina en 2004
19:26 03/09/2024 | Los integrantes de la Generación Dorada dieron su opinión sobre las claves que tuvo ese equipo en su historia para terminar con la medalla dorada en Atenas.
El logro más grande de la historia del básquet argentino hay que analizarlo desde la misma concepción de aquella generación que tuvo su génesis en la década de los 90. En este contexto, los integrantes que lograron el oro olímpico en Atenas 2004 explicaron las razones que llevaron al equipo a esto, la famosa tormenta perfecta de la que tanto se ha hablado.
Manu Ginóbili explicó en diálogo con Básquet Plus: “La que se me ocurre es la profundidad en los puestos y que seamos todos la misma edad. Del Puma que es 72 a Cabeza (Delfino) que es 82 pero era el único. En los 7 u 8 años teníamos dos en cada puesto, nos llevábamos bien, nos gustaba jugar juntos, hubo onda, no había peleas de celos, es algo inusual. Teníamos talento, ganas de laburar y hacer cosas juntos, así que esa es la primera tormenta”.
Pepe Sánchez, por su parte, agregó: “La profundidad en las relaciones humanas, el nivel de profundidad de nuestras relaciones, que no significan que fueran perfectas ni mucho menos, porque muchas veces se da esto de que si nos llevamos bien o nos peleamos, pero qué tiene que ver una cosa con la otra. No implica que en la convivencia no haya un montón de cosas, pero la profundidad de las relaciones que, si lo ves 20 años después, perduran, es que evidentemente son relaciones muy fuertes”.
El base analizó, también, la importancia del a Liga Nacional y las generaciones pasadas: “El piso que nos dejaron los que vinieron antes fue muy bueno. Que les faltó tener la suerte de exponernos a estar en Europa y ver otras cosas seguro, pero estoy convencido que a nivel talento fue un piso alto, faltaba dar ese paso. Nosotros tuvimos por ahí ese toque de excepcionalidad que por ahí ellos no tuvieron a un Manu que en ese momento resolviera. Y no nos quito mérito porque si lo tuvimos es porque empujamos más que ninguna generación probablemente y nos empujamos nosotros, nos desafiamos nosotros. Por ahí lo que veíamos en las generaciones anteriores era que se tendía a polarizar los grupos, nosotros nos unimos, éramos muy competitivos entre nosotros, hay mucho de eso. Tener un fuera de serie, todos los puestos cubiertos y unirnos, indudablemente marcó una diferencia. Yo quería ser Richotti, Manu quería ser Espil”.
Gabriel Fernández concuerda y agrega: “Era una Liga de 48 minutos, eso nos dio muchos minutos con extranjeros pagos en dólares que venían de jugar en Barcelona o la NBA. Tenían calidad y cuando los defendías te decían que podías defender a cualquier jugador de la NBA, y uno pensaba que lo quería llenar de confianza y te la ibas creyendo. Cuando te empezás a sentir fuerte en defensa, en los 90 convivíamos con esos jugadores que venían del primer nivel de Europa o de la NBA que hoy por la situación económica no se puede. Eso también fue esa tormenta perfecta que nos potencio”.
Pero además, Sánchez ahondó en la mentalidad de la camada: “Yo conocí a Palladino en el 90 y era pivote, y tuvo la mentalidad de bajar dos puestos y terminó siendo tirador, y así un montón de casos. Por eso digo que ahí nosotros pusimos ese extra, tuvimos exposición a ver esas cosas, y sin quitarnos méritos, ese es el gran diferencial. En el 98 estuvimos en un equipo que no le faltaba talento, pero todo lo otro no estaba, y aprendimos de eso y dijimos que si queríamos hacer algo importante teníamos que aprender de esas cosas. Encima tuvimos la exposición de afuera del cómo. También había mucha ambición y sed de mejorar”.
A la vez, Ginóbili agrega: “Pepe trajo la visión de Estados Unidos que no la teníamos ninguno de nosotros que nos fuimos a Europa. Antes del Sub22 vino y empezó a hacer ejercicios que no habíamos visto nunca y a defender cerca del piso. Fabri había visto los licuados de proteínas para meter más peso y fue colaborativo, uno traía una cosa, el otro con una cabeza distinta. Una visión distinta del college, de Italia, de España, de Argentina, y obviamente sumó muchísimo. Ellos se juntaron en el U18 y a esa edad veían que eran más o menos iguales a los americanos, pero algo hacían después para transformarse en lo que eran, y él vino con la respuesta de lo que hacían. Es difícil saber cuál fue la razón principal de la tormenta perfecta, pero hay que ver si perdíamos ese partido con Grecia cómo era. Pero más allá del oro el tema es la duración de nuestra relación, del juego al más alto nivel, el ayudar al de al lado a ser mejor ya sea con un ejercicio, una proteína o viendo el juego de manera distinta, fue muy colaborativo, muy competitivo y se dieron un millón de cosas para que sucediera a lo largo de 10 años, no solo el oro”.
A esa tormenta perfecta tampoco hay que dejar afuera a los entrenadores, con Rubén Magnano a la cabeza como dice Luis Scola: “Rubén era el entrenador perfecto para nosotros, pero su nivel de exigencia no era tan fácil de mantener, quizás 10 años después hubiera sido un resultado distinto, porque nosotros no éramos capaces de generar ese nivel de exigencia, y ese grupo digamos que estuvo en el momento justo de experiencia, energía, talento, con un entrenador ideal, todo fue esa tormenta perfecta”. Pero también hay que sumar a Guillermo Vecchio, como dice Fernández: “La mentalidad de Vecchio, desafiante y distinto a lo que venía, nada conservador. Ya le decía a los jugadores que estaban en la selección quiénes iban a estar en la NBA, entonces escuchabas eso y decías ‘si él puede, por qué yo no’. Si sigo mejorando y dice que este es potencial de ser tenido en cuenta por la NBA, por qué uno no. Y él veía en esa camada 8 o 9 jugadores que podían llegar, y lo decía al grupo, no al jugador en particular”.
Y no menos importante es la Ley Bosman, como dice Manu: “Fue un incentivo para emigrar y probar suerte a los 19, 20, 21, 22 nos fuimos a Europa y crecimos, mejoramos, empezamos a competir contra estos que para la generación anterior eran de otro planeta. La Liga fue el aspiracional de todos y después empezaron a dar las finales de la NBA que antes no se veía más que videos de vez en cuando. Había una historia, una tradición, un movimiento”.
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