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Si bien recién están empezando a jugarse los playoffs de la Liga Nacional, quizás la parte más linda y emotiva de la competencia, varios equipos ya están de vacaciones con distintas sensaciones. Uno que ya quedó afuera y, que, pese a no poder pelear por la pare alta, zafó de pelear por la parte baja, es el recientemente ascendido Independiente de Oliva.

Muchas veces se escucha decir que el básquet es muy predecible, que hay poco margen para la sorpresa y que el tiempo te acomoda, te pone en el lugar que te mereces. Esas premisas, tranquilamente, le calzan perfecto al equipo del interior cordobés. Pero no para mal, sino que, todo lo contrario, para bien. Desde hace varios años, con un trabajo silencioso, prolijo, ordenado, escalón por escalón, sin saltarse ninguna etapa y consolidando cada paso que se da, Independiente logró llegar a la Liga Nacional pero con una estructura consolidada. Edilicia y profesionalmente. No es casualidad.

Si bien el proyecto ambicioso de Independiente está muy por encima de una persona, se podría decir que el estandarte y la gran figura, el emblema, es Fernando Martina, un jugador de larga trayectoria, campeón de la Liga Nacional. Con su llegada se empezó de abajo, se fue armando la estructura y se llegó hasta lo más alto. Y se logró mantener ahí.

Martín González, que llegó siendo, para muchos, el hermano de Sebastián, pero que con el correr de la Liga se dieron cuenta que era mucho, muchísimo más que eso, fue y es el encargado de capitanear este barco desde hace varios años y vaya si lo está haciendo bien. Martín analizó la temporada y expresó: “La tarea fue buena. Fue la primera experiencia para el club, para el cuerpo técnico, para la mayoría de los jugadores. Salvo Fernando Martina, el resto no había jugado Liga Nacional como ficha Mayor. Algunos como Martín Cabrera, Cristian Scaramuzzino, Salvador Giletto, Franco Alorda, pero como ficha U23 y con mucho menos protagonismo. Teníamos mucha incertidumbre sobre cómo iba a ser la primera temporada en la Liga pero creo que fue buena".

González también repasó el nivel del equipo y resaltó cuales eran los objetivos antes de comenzar la temporada: "Hubo un rendimiento parejo y alto de mucho de los jugadores así que contento por eso. Antes de empezar, los objetivos eran mantener la categoría y ser competitivos. El primero, mantener la categoría, lo conseguimos diez fechas antes. El otro objetivo, ser competitivos, salvo con Quimsa de visitante y San Martín de visitante, fuimos competitivos así que también logramos ese objetivo".

Por último, expresó cuáles fueron los puntos o momentos altos del equipo y cuáles los bajos: "El momento más alto nuestro fue la vuelta del receso por las Fiestas y que se extendió hasta el receso de la Ventana FIBA y el más bajo fue el regreso tras ese parate por las ventanas y de ahí hasta el final. En el momento bueno tuvimos muchos partidos de local y eso influyó, mientras que en la parte mala, tuvimos muchos de visitantes. Pero, creo, que el rendimiento fue parejo a lo largo de toda la temporada”.