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Quizás el nombre de Benjamín Wilson no sea conocido para muchos, aunque sean amantes del básquet. El joven fue una de las grandes estrellas que tuvo la ciudad de Chicago, incluso uno de los ídolos máximos, pero murió siendo un adolescente y no alcanzó a desplegar su magia por las distintas canchas de la NBA.

Ben, como lo conocían todos, había nacido en Chicago en marzo de 1967. Desde pequeño mostró unas capacidades atléticas extraordinarias. Se pasaba el día entero jugando a baloncesto. Era la época en la que el básquet crecía a pasos agigantados en Estados Unidos. Pasó a ser mucho más que un deporte. Aquellos años de finales de los 70 y principios de los 80 iban a dar lugar a la generación de los grandes jugadores de la NBA: hablamos de los Jordan, Magic, Bird, Malone, Isaiah Thomas, Charles Barkley, y tantos otros.

Wilson tenía grandes condiciones, además de sus aptitudes físicas, una técnica de tiro bastante poco ortodoxa pero con muchísima efectividad. En 1981 llegó al instituto Simeon, rápidamente atrapó todas las miradas y se volvió el principal centro de atracción del equipo. Pero su imagen superaba los límites de su escuela y era una de las grandes atracciones nacionales.

Pero debió sufrir y batallar. El primer año de su etapa en el instituto, pasó más tiempo en el banco de suplentes que dentro de la cancha. Era bajo para la media y el entrenador lo utilizaba poco. Durante el receso pegó un gran estiró, creció y llegó a una altura cercana a los dos metros. El año siguiente, explotó: anotaba, reboteaba, asistía, volcaba, taponaba. Era otro jugador. Además tenía  el don de generar algo en cada balón que recibía. En su tercer año, Benji siguió creciendo en protagonismo, erigió su figura dentro del equipo y guió a Simeon a ser campeón de Illinois, pasando por encima de otras prestigiosas instituciones. Incluso fue elegido el mejor jugador de la categoría en todo Estados Unidos.

Las distintas universidades comenzaban a pujar con él, todos querían contar con él, se había vuelto una celebridad en Chicago, casi a la altura de Michael Jordan. Incluso Nike, que recientemente había fichado a Su Majestad, tenía en los planes a la otra estrella de la ciudad. Pese a la gran cantidad de entidades terciarias que fueron a buscarlo, Benji decidió seguir un año más en el instituto.

Pero el 20 de noviembre, un día antes de comenzar la nueva temporada, todo terminó. Benji salió del instituto discutiendo con su novia, Jetun Rush. A pesar de que se peleaban continuamente, llevaban casi dos años de relación, y acababan de tener un hijo. Iban discutiendo acalorados cuando, de repente, Ben chocó con otro joven en la vereda, Billy Moore, quien iba acompañado de Omar Dixon. Tras el choque, Ben continuó, pero Moore le soltó un grito. Que qué pasaba con él, le preguntó, y si no le iba a pedir disculpas. Benji se giró, exaltado por la discusión con su novia, y le dijo que no, que si no sabía quién era él, y que si tenía algún problema. Fue entonces cuando Billy Moore le enseñó una pistola, asegurándole a Benji que la iba a usar. Éste, lejos de achicarse, siguió discutiendo, hasta que Moore le tiró dos tiros: uno en la ingle y otro en el abdomen. 

Moore y Dixon salieron corriendo aunque enseguida fueron capturados y les darían 40 y 30 años de prisión respectivamente, mientras Wilson quedaba tendido en el suelo. Jetun Rush fue a avisar a sus compañeros de equipo, quienes llamaron a la ambulancia. Pero la derivación de Ben fue, también, bastante traumática. No fue enviado al nosocomio más cercano e incluso fue a uno que no tenía médico de guardia y debió esperar tres horas hasta ser atendido. 

La situación se volvió bastante traumática. Su madre, Mary Wilson, fue la encargada de tomar la decisión de desenchufar a su hija del respirador articula, por lo cual Benji falleció a la madrugada del 21 de noviembre de 1984. Con su partida, se apagó la llama de una de las principales figuras de la ciudad de Chicago. Los amantes del básquet se perdían de ver en acción y ser contemporáneos de una de las grandes estrellas que nunca llegó a la NBA, pese a tener un futuro más que prometedor. Benji pudo haber marcado una era, ser la gran estrella de Chicago pero el destino le tenía asignado un destino distinto.

Tras su fallecimiento, muchas futuras figuras de la NBA le rindieron homenaje. Nick Anderson era su nuevo compañero por pedido del propio Benji, su gran amigo, se había sumado a Simeon. Pero nunca llegaron a jugar juntos. El número 25 que utilizó Nick durante sus 11 años en la NBA, fue en homenaje a Wilson, era su dorsal. Además, tras la muerte del joven Ben, el instituto decidió que ese dorsal se lo darían al mejor jugador del equipo, hace poco tuvo el honor de vestirlo Derrick Rose. Luego, también, lo utilizó Jabari Parker.