Bruno Cerella: “Jugué para Italia en honor a mi abuelo”
09:28 12/10/2023 | El bahiense confirmó que seguirá jugando una temporada más a sus 37 años. Hablamos sobre su carrera, su llegada a Italia, su debut con la Azzurra y su legado en el básquet.
El básquet está lleno de historias de vida que traspasan la cancha de básquet. Jugadores que sufrieron pérdidas importantes en su vida que los marcaron y los acercaron a una cancha de básquet, otras que quisieron cambiar de vida y el parquet fue su cable a tierra.
Bruno Cerella partió a Italia de joven, una situación familiar lo empujó a armar las valijas y partir hacia Italia buscando una nueva vida. Realmente la encontró. Comenzó a jugar al básquet de manera profesional, fue multicampeón, jugó para Italia, creó su propia fundación y hasta fue modelo de marcas internacionales destacadas.
-¿Cómo surge tu historia con el básquet y tu partida a Italia?
. A los 17, todavía no tenía 18 años, me llaman para hacer una experiencia de vida fuera de mi país. En ese momento mis padres estaban separando y era una buena oportunidad para vivir una experiencia de vida fuera de mi casa a través del baloncesto y nada más buscaba una experiencia de vida. Así que acepté. Era una experiencia de vida lejos de mi casa, a jugar con los juveniles y la C2, en esa época era la sexta categoría italiana.
-¿Cómo fueron esos primeros años en Italia?
. Luego, después del primer año, me gustó la experiencia de vida, el año había sido muy bueno a pesar de que era un lugar muy chiquito, escondido en Italia y me ofrecieron un nuevo contrato donde ganaba mucho más, donde tenía la posibilidad de hacer el segundo año de juveniles para después romper la regla y jugar todas las categorías como italiano, entonces dije: ‘Bueno, pruebo un año más’. Ahí, en el segundo año, salimos campeones de la sexta categoría, yo jugué la quinta, porque me fui a jugar la cuarta, porque tenía muchas posibilidades. En la cuarta salimos campeones, teníamos un equipo que fue como la sorpresa y jugué muy bien. Y de la cuarta nos fuimos a la tercera. Así fue mi crecimiento año tras año hasta que en la tercera categoría fui uno de los mejores jugadores del campeonato porque tenía como 24 o 25 puntos de valoración por partido. Hacía muchos números, puntos, rebotes, recuperaciones, muchos minutos. Ahí tuve la convocatoria para la selección sub 22 y la Mayor también. Y ahí fue cuando me di cuenta, a los 22 años, que por ahí me hubiese gustado vivir del deporte, del baloncesto, entonces aposté todo en tratar de hacer mi carrera acá.
-¿Qué cambió en tu carrera en ese momento?
. Ahí fue cuando me voy a jugar a Teramo. Teníamos muy buen equipo, había americanos importantes: como Jaycee Carroll, que después jugó muchos años en Real Madrid y David Moss que jugó muchos años entre Siena y Virtus Bologna, también otros jugadores muy buenos italianos. Terminamos terceros. Ahí ya empecé a darme cuenta que mi vida de deportista estaba en una buena dirección. Sin embargo, después de unos años de jugar en la Serie A en equipos de mitad de tabla, mi deseo era tratar de encontrar un lugar en grandes equipos para tratar de jugar, encontrando mi rol adentro de equipos que fueran construidos para tratar de ganar algo, para tratar de competir arriba, competir también en Copas Europeas. Ahí se me dio la posibilidad de firmar con Milan.
-¿Qué cambió ahí para vos?
. Cuando firmé con Milan, obviamente era como una cosa muy grande para mí. Después de cinco o seis años que había llegado a Italia, ya estaba jugando en un equipo como Milán, era increíble. Esos años fueron muy buenos porque primero que nada ganamos un título después de 20 años que el club no ganaba, con la nueva propiedad que era Armani y bueno, ganamos muchas competiciones entre Coppa Italia, Supercoppa, campeonatos y hasta en la Euroliga nos fue muy bien esos años porque habíamos perdido los play-offs con el Maccabi Tel Aviv para ir a la Final Four. La verdad que esos años fueron muy lindos y de ahí me fui para Venecia. Si bien yo tenía todavía contrato con Milan, pero por muchas circunstancias de la vida y deportivas, me terminé yendo a Venecia, que era otro muy buen equipo del campeonato. En el primer año que me fui ganamos una competición europea, la FIBA EuroCup, en el segundo año ganamos el campeonato italiano, en el tercer año la Coppa Italia. Así que también fue un club con el que con el que tuve buenos resultados a nivel de equipo y fue una experiencia muy linda. Ahí jugué 5 años.
-Es decir que hasta que no te citaron a la Selección de Italia, a los tres o cuatro que llegaste a ese país, no veías posible vivir una vida como jugador profesional.
. Sí, cuando me fui de Argentina, yo en Bahía Blanca jugaba baloncesto, pero…
-¿Adónde jugabas en Bahía?
. Jugaba en el club Pueyrredón de Bahía Blanca y ahí hice la mayor parte de mis amigos, entonces más que nada estaba conectado con el baloncesto por mis amigos. Más de grande, ya no tenía tanto entusiasmo por el baloncesto, a decir la verdad, y más por la situación familiar que vivía, había perdido un poco de entusiasmo, pero mis amigos me tenían muy conectado con el club, y ahí se me da la oportunidad de ir a Italia.
-¿Llegaste a jugar hasta U17?
. Sí, llegué hasta U17 pero ya jugaba en la Primera.
-¿Qué camada tenías vos? ¿Con quién estabas ahí de jugadores, digamos, de tu edad?
. Era la camada de los de Bahía Blanca, de Leo La Bella, Marcos Maccari, esa camada. Pero ellos eran chicos que, a diferencia mía, dedicaban todo el baloncesto y yo era como más como tiro al aire. Siempre estuve en la Selección de Bahía Blanca, pero nunca le dedicaba por ahí lo que le dediqué cuando vine acá a Italia, estando lejos de casa, viviendo una experiencia donde me responsabilicé como persona, como jugador. Así que, bueno, fui creciendo acá en Italia y la verdad que cuando llegué a la tercera categoría que me convocan para la selección de Sub 22 y a la Mayor también.
- ¿Cómo fue ese llamado a la Selección de Italia?
. Carlos Recalcati me dice: ‘Bruno, vos realmente tenés potencialidad para jugar en la Serie A y para hacer una buena carrera y mi entrenador de la Serie B también me decía lo mismo entonces fue como que me fui convenciendo y luego empezaron a surgir oportunidades. Luego de la Selección fue como que tenía para elegir dónde ir a jugar, más o menos. Nunca le di prioridad a la parte económica, a decir la verdad, le di prioridad a las oportunidades deportivas. Entonces el primer año elegí Téramo porque era un club pequeño donde tenía jugadores buenos pero sabía que iba a tener mi espacio y ahí me di cuenta que en la Serie A podía jugar y que tenía mi espacio y que podía crecer.
-¿Cómo era tu carrera en esos años?
. Después de unos años de estar en Serie A, donde uno en particular que fue en el que me rompí el cruzado, tenía muy buenos números, tuve mi récord de un partido de 28 puntos, aunque nunca fue mi fuerte el tema de los puntos, pero bueno ahí igualmente tenía mucho protagonismo en el ataque y ahí en mi mente se desencadenó algo que fue el querer hacer parte de grandes equipos para tratar de ganar algo. No me interesaba jugar 30 minutos por partido y ser uno con muchas pelotas en la mano cada partido. Me interesaba ser parte de un equipo con grandes jugadores para tratar de ganar algo. Entonces partiendo de lo que es mi ADN, digamos, de defensor, que muchas veces no se ven en las estadísticas, me focalicé sobre eso y bueno, y ahí encontré mi rol en los grandes equipos. Siempre fui un jugador muy apreciado por hacer un jugador confiable para los entrenadores y un jugador que daba ritmo al equipo desde el punto de vista defensivo, siempre. Siempre entraba a la cancha para defender al mejor del otro equipo, en momentos delicados del partido, para agarrar jugadores que estaban on fire, para hacer cambios sistemáticos en la defensa 1, 2, 3, 4. De hecho hemos ganado hasta títulos, diría, haciendo defensas específicas con mi rol y hoy lo puedo decir como jugador maduro, consciente de lo que fue mi carrera.
-Vos, aparte de jugador, sos modelo y tenés tu fundación, ¿no?
. Sí, la verdad es que tengo muchos proyectos de vida que van más allá del deporte a nivel empresarial. Lo de lo que es trabajar con la imagen, lo hice y lo hago, pero es una cosa que me hace divertir y no lo tomo como un trabajo, la verdad lo he tomado siempre como una parte más complementaria de lo que es la imagen de un deportista, como cualquier deportista que hace una publicidad, pero eso la verdad que no me cambia la vida. He elegido Milán para vivir y he desarrollado mi parte empresarial en esta ciudad y me voy a quedar acá a vivir de eso y después lo que es mi asociación benéfica es otra cosa que es una parte del corazón es lo que seguramente me va a tener conectado con el baloncesto por siempre porque lo que yo quise hacer a través de generar esta ONG es crear proyectos que creen oportunidades en la vida de las personas, nada más y nada menos lo que el deporte creó en mi vida, o sea, una oportunidad. Eso, creo, es el proyecto más lindo que he desarrollado también porque agradecer a la vida lo que uno tiene es muy importante y tratar de transmitirlo a las nuevas generaciones también.
-¿Ese adónde lo estás desarrollando?
. Slam Dunk, cuando nació en el 2011, no quería que fuera la Argentina, el país, no quería que fuera Italia, quería conocer otra cultura a través de esta experiencia. Entonces, presenté el proyecto en distintos lugares del mundo y terminé cayendo en Kenia, donde había una organización que podía desarrollar y sostener lo que yo necesitaba, que era la parte logística, la parte organizativa. Después de Kenia, empezamos en Zambia, de Zambia nos fuimos a Argentina, de Argentina nos fuimos a Camboya y ahora también en Italia. Así que hoy en día estamos en cuatro continentes. Lo que hacemos nosotros es crear Basketball Academies, o sea, academias de baloncesto formando entrenadores locales, construyendo canchas de baloncesto que puedan dar vida a una academia de baloncesto que permita a muchos jóvenes hacer deporte donde por ahí no tienen la posibilidad, como puede ser en las villas de Kenia, en Zambia, en Camboya. En Argentina también encontramos una manera de entrar con nuestros proyectos a través del club Pueyrredón donde yo crecí, reestructuramos una cancha de paddle vieja y le hicimos una cancha de básquet y estamos haciendo baloncesto con mujeres enfermas de cáncer de mama. Y por otro lado estamos haciendo también una nueva Basketball Academy con un centro de chicos de una zona pobre de Bahía Blanca, que es el barrio Spurr. Así les fuimos encontrando también la vuelta de hacer algo lindo en Argentina. Nuestra idea es crear proyectos que sean sostenibles en el tiempo para poder tener un impacto en la vida de las personas y promover valores a través del deporte creemos en la continuidad de los proyectos y no hacer un simple campus en el verano de dos semanas y que termine ahí. Entonces, eso es lo que estamos tratando de hacer. Y hoy en día, estando en cuatro continentes, la verdad que es linda la idea de poder acercar las distancias culturales del mundo a través de la pelota, porque nosotros podemos decir que vas a Camboya y uno no habla el Khmer, que es la lengua local, o uno va a Suahili, pero si vas a una cancha de baloncesto, podés jugar porque la lengua es universal, el lenguaje, las reglas del juego son universales, entonces eso es lo que nosotros estamos tratando de hacer en este momento
-¿Alguna vez te pusiste a pensar qué sería de tu vida si no hubieses hecho ese viaje a Italia y si te hubiese convertido en jugador de básquet con todo esto que estamos hablando?
. Sí, probablemente hubiese dejado de jugar al básquet, es lo que pienso yo, lo que siempre pensé. Más que nada por la dirección que estaba tomando mi vida. Yo vengo de una familia súper linda a pesar de la separación de mis padres, una familia con la cual creo que todos los valores de la vida que me traigo conmigo son parte de las raíces de la educación que tuve en mi casa. A pesar de eso, creo que hubiese quedado ahí el baloncesto como una pequeña parte o una grande parte de mi infancia. En cambio, el hecho de irme de casa y de vivir una experiencia que te responsabiliza como hombre, como persona, creo que es lo que me cambió la vida a mí, seguramente.
-El tema de la selección italiana, ¿tuviste oportunidad de venir a la jugar para Argentina? O ¿por qué elegiste selección italiana?
. La verdad es que en el periodo que la Selección Mayor me convocó, me llamaron desde la Federación Argentina, pero yo crecí acá en Italia como basquetbolista, digamos en esa fase donde me quisieron convocar. Nunca habían tenido la intención de convocarme a la Argentina, nunca había estado la posibilidad o se habían interesado. Por miles de cuestiones. Cuando me llamaron, mi abuelo italiano había fallecido hacía poco, fue quien me regaló la ciudadanía italiana cuando yo tenía 13 años, entonces no lo dudé, porque yo sabía que él iba a estar orgulloso de ese gesto en honor a él. Fue un homenaje para él. Mi abuela estaba viva y cuando se le conté, estaba muy contenta, así que lo hice más que nada por él. También porque Italia me dio, desde el punto de vista deportivo, muchas oportunidades. La oportunidad de crecer, la oportunidad de jugar para una selección, la oportunidad de desarrollar mi vida más allá del deporte. Porque al fin y al cabo yo creo que el deporte es un instrumento para vivir la vida pero nosotros los deportistas tenemos una doble vida y si tenés la suerte de vivir en un lugar como Italia y poder desarrollar una vida tuya más allá de lo que es el deporte en un país así es increíble entonces yo voy a agradecer siempre al territorio italiano lo que dio a mi vida.
-¿Tuviste oportunidad de conocer a los otros argentinos o a otros argentinos de élite: Manu, Luis, que estuvieran también muy ligados a Italia, toda la Generación Dorada, Campazzo, Laprovittola, tuviste oportunidad de conocerlos, de hablar con ellos, de verlos?
. Sí, nos hemos cruzado varias veces, con Luis también, que está mucho entre Milán y Varese. Cuando Luis fue a Milán, vivía enfrente de mi casa, en la misma cuadra. Nos juntamos a tomar mates una vez, nos vimos algunas veces en el club. Hay muchos amigos en común también, Pupi Zanetti, Rodrigo Palacios, todos chicos también, que siguen mucho el baloncesto, el Cuchu Cambiasso. Por ahí nos juntamos a jugar al padel. Son chicos que están muy arraigados a Milán, así que nos hemos visto seguido. Con Campazzo y Laprovíttola jugamos en contra, alguna vez en Euroliga, pero también son otras generaciones, son más jóvenes que yo.
-¿Pero hay algún tipo de comunicación o hablan algo del basquet argentino por ejemplo las veces que has visto a Scola o a Manu?
. No, la verdad que no. Con Hugo Sconochini me veo acá en Mila porque él hace la Euroliga para la televisión, así que nos vemos también. Él tiene un centro de padel acá, es profesor, pero no, la verdad es que no hablamos del baloncesto argentino.
-¿Sentís o creés que te quedó algo por hacer en el básquet? O alguna decisión de la que te hayas arrepentido y que ahora dirías que podría haber hecho una cosa en vez de otra.
. No, absolutamente no. Es más, te digo que viví una vida de deportista magnífica. Tuve la posibilidad de conocer muchísimas personas, hacer amistades que es lo que más me hace feliz para la vida en general, porque es lo que el deporte, el dinero te va a permitir de vivir una vida de un cierto modo cuando dejes de jugar. Con los trofeos no haces nada, lo podes tener arriba de una pizarra, pero eso no te permite vivir una vida buena. Las amistades y las personas interesantes que has conocido y si has cultivado buenas relaciones humanas es lo que te va a permitir tener una segunda vida como deportista que sea brillante y es lo que me pasa a mí. Por suerte me he creado una vida más allá del deporte que el brillante y estoy orgulloso en un país que no haces mío y tengo que decir que no me arrepiento de nada y no hubiese cambiado nada de mi carrera porque estoy orgulloso de lo que hice desde el pequeño camino que empecé desde chiquito cuando llegué en la última categoría hasta llegar a los más altos niveles de Europa. Así que no le puedo pedir más al deporte o a mi vida. Seguramente me hubiese gustado que mi familia pueda compartir más ciertos momentos conmigo para poder vivirlos: papá, mamá, mis hermanas, mis mejores amigos, estar a mi lado en los momentos más lindos, donde ganas un campeonato y esas cosas, pero la verdad que no tengo nada para arrepentirme, sino solo y exclusivamente agradecer.
-Si bien me dijiste que tenés el SlamDunk, ¿te sentís o crees que podés volver al básquet como entrenador o en una función, por ejemplo, como Luis que es director deportivo, o en alguna función, más organizativa en algún club de básquet o algo de eso?
. Te voy a contar algo. Hace 10 años que estoy creando mi vida afuera de la cancha y eso lo hice nada más y nada menos que para poder vivir en mi tiempo y manejar mi tiempo una vez que termine mi carrera deportiva. A mí me encanta el deporte. Viviría toda mi vida dedicado al deporte y tengo clubes que me han ofrecido de quedarme como dirigente. No me gustaría ser entrenador de baloncesto, la verdad, porque creo que es un rol difícil en el que no me veo. Sí me gustaría más la parte de management, de dirigente deportivo, pero el hecho de crearme una vida fuera del deporte empresarial fue porque quiero tener la posibilidad de manejar mi tiempo a mi manera. Hace 20 años que vivo Navidad, Año Nuevo, los fines de semana, jugando, viajando fuera de tu casa. Yo quiero terminar mi carrera y decir me voy a Navidad a Argentina con mi familia o me voy a indonesia o voy a donde quiero o el fin de semana a comer un asado a la montaña y lo puedo hacer. Me encanta lo que hace Luis Scola pero no sería en este momento de mi vida el rol que yo imagino, porque quiero disfrutar de mi tiempo y para mí el tiempo es una preciosa.
-¿Por qué decidiste jugar una temporada más, qué influyó en esa decisión y por qué elegiste este club para hacerlo?
. Decidí jugar una temporada más porque quería que sea una elección responsable ya que me gustaría organizar mi vida este último año, como lo estoy haciendo hace años, para quedarme a vivir acá en Milán y seguir con todo lo que tengo más allá del baloncesto. En mi decisión influyó que voy a cumplir 38 años y creo haber dado demasiado, además mis proyectos fuera del baloncesto han crecido demasiado y me estoy quedando sin tiempo. Me parece que no hay nada más lindo que poder elegir cuándo dejar de jugar. Seguramente no será fácil desde el punto de vista emocional pero estoy muy feliz de poder decidir cuándo dejar de jugar y decidir qué hacer de mi vida luego del baloncesto. Es una cosa muy importante que me llena de paz. Elegí este club porque tiene ambiciones y siempre me gustó la idea de jugar en equipos que tuvieran ambiciones grandes. Al Presidente le gustaría ir a la Serie A. El año pasado no sucedió por muy poco y este año tenemos muy buen equipo de nuevo así que veremos que pasa. Además, el hecho de estar cerca de Milán me permite seguir con mis proyectos afuera de la cancha y eso fue parte de la elección, no jugar más en Venezia donde tenía la competición italiana y europea, en cambio acá decidí acercarme un poco más a Milán y tener solo la competencia italiana.
Federico Radulovich / [email protected]
En Twitter: @basquetplus
En Twitter: @FRadulovich
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