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La complicada situación económica en San Lorenzo en el área básquetbol empezó a hacerse pública cuando se viralizaron fotos del plantel viajando de retorno a la Argentina, tras su participación en la Sudamericana en Uruguay, en colectivos de línea. Fue el primer paso. Ahí se supo que solo habían cobrado una parte del primer mes de trabajo (setiembre), y que la cosa pintaba mal. 

Pero esta semana todo explotó. La dirigencia había acordado pagar en 3 partes durante diciembre (6-13-20) lo que faltaba del primer mes y el segundo, pero la tercera cuota no la abonó y ahí se frenó todo. Y tanto Sebastián Lugo como Federico Grun dijeron que abandonaban al equipo. Sin marcha atrás. Ellos son, hasta ahora, los dos únicos que lo han confirmado, incluso ya avisando al resto de sus compañeros. Gastón Córdoba no se entrenó en el regreso a las prácticas, pero no se sabe si se irá también o aguantará. 

La cuota impaga se abonó ayer viernes, con lo cual ahora el plantel tiene dos meses enteros cobrados, de los 4 que debería tener. Se dice que esta semana próxima podrían pagar un tercer mes, para dentro de todo estar más cerca de una normalización, pero como las promesas anteriores no fueron todas cumplidas, hay muchas dudas. Lo que está claro es que el martes, ante Platense, no estarán ni Lugo ni Grun. Hay incluso algún rumor de la posible llegada de Lugo a Regatas Corrientes, pero a hoy no hay ningún tipo de negociación. Solo un interés antes de la temporada por el jugador. 

¿Cómo sigue esto? Hay dos jugadores en San Lorenzo, Lucas Pérez e Iván Basualdo, que están dispuestos a seguir hasta fin de temporada y recién ahí hacer lo que haga falta, pero no quieren dejar el tema deportivo de lado. Por eso es probable que, los que no se vayan esta semana, ya no lo hagan. Hasta se habla de la posible llegada de Selem Safar, que no renovó con Zárate Basket, y de Cristian Cardo, otro ex que viene de jugar en La Unión de Formosa la 2023/24 pero que no la terminó por una lesión en el hombro. 

Los problemas, obviamente, no terminan ahí. Porque pronto vence una de las cuotas que tienen con FIBA (unos 25.000 dólares) que, de no pagarse, podría generar otra vez la inhabilitación de Rutenberg y de Lucas Pérez. Todo muy complicado. Aunque, para un club de fútbol, sean montos que no mueven el amperímetro. 

La realidad económica del club en general es mala y obviamente todo apunta primero al fútbol, donde cada día aparece algún incendio nuevo que tapar. Es la excusa que siempre se usa cuando no aparecen los pagos para el básquet, pero todo tiene un límite.