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A 20 años del oro olímpico

El uno por uno de la Generación Dorada en Atenas 2004

19:27 28/08/2024 | Analizamos cómo fue el desempeño de todos y cada uno de los protagonistas que terminaron con la medalla de oro en los Juegos Olímpicos.

El uno por uno de Argentina

JUAN IGNACIO SANCHEZ (4.6 pts - 2.6 asist - 58% triples - 19 mins)

Pepe comenzó el torneo bastante flojo, arrastrando una lesión de la gira previa que no le permitió moverse como él acostumbra, sobre todo en defensa. Se excedió en la primera parte del torneo con el no tiro, situación que corrigió ante Grecia, en el partido más difícil del torneo, convirtiendo 3/4 triples. Jugó una gran final, controlando a su manera el ritmo del juego.

EMANUEL GINOBILI (19.3 pts - 4.0 rebs - 3.3 asist - 30 mins)

Dijo presente en el primer partido con un golazo para la historia frente a Serbia y Montenegro, que a la larga sirvió de mucho. Después mostró parte de su repertorio hasta la semifinal, donde volvió a romperla. Fue indudablemente, junto con Luis Scola, el hombre más importante del equipo argentino, no solamente por lo que hizo, sino porque quedó demostrado que su nombre obliga, genera respeto (de los árbitros por ejemplo) y acapara una atención en la cancha que beneficia a sus compañeros.

ALEJANDRO MONTECCHIA (6.6 pts - 34% triples - 20 mins)

El bahiense estuvo a punto de no ir al torneo por la lesión en su pierna, pero Magnano lo convenció y Montecchia se dio el gran gusto de su vida. No tuvo una buena primera fase, como casi todo el equipo salvo Scola y Ginóbili, pero con lo que hizo en las semis ante Estados Unidos y lo del último cuarto de la final, se ganó la medalla como casi nadie. Gran personalidad para los tiros clave del torneo y enorme corazón para suplir sus problemas físicos. Un campeonazo.

FABRICIO OBERTO (8.7 pts - 4.0 rebs - 23 mins)

Otro que no llegó en plena forma física. Si bien no estuvo a la altura de los Mundiales de 1998 o 2002, Fabricio logró lo que varios de este plantel: generar respeto en sus rivales. Considerado uno de los pivotes más importantes de Europa, Oberto le sacó provecho a su excelente juego desde el poste bajo para desequilibrar en la pintura o revertir la pelota al hombre libre. Se rompió el lomo en defensa ante hombres más grandes, más pesado y más rápidos. Merecía estar adentro de la cancha en la final, pero se fracturó una mano ante Estados Unidos y lo gozó desde el banco.

WALTER HERRMANN (6.5 pts - 4.0 rebs - 13 mins)

Complicado analizar la actuación de Walter Herrmann. En la primera fase fue el gran ausente, con apenas participación en 2 partidos, pero apareció cuando todo estaba muy negro y sacó al equipo del infierno, principalmente ante Grecia (enorme segundo tiempo) y también ante los Estados Unidos. Simplemente por eso, debió haber tenido su chance en la final, en la que no ingresó ni un minuto. Un premio de la vida para este pibe al que todo le ha ocurrido demasiado rápido en los últimos años.

GABRIEL FERNANDEZ (3.1 pts - 2.0 rebs - 12 mins)

Como siempre, le tocó entrar a dar pelea en un sitio -cerca del cesto- donde generalmente pierde en altura ante sus rivales y lo hizo bien. No le funcionó su tiro de tres puntos, que en la selección habían sido de una gran utilidad en torneos anteriores. Igual, como siempre, un obrero que no dudó en entregar todo en los minutos que le tocaron.

HUGO SCONOCHINI (2.5 pts - 14 mins)

No fue el Hugo que todos conocíamos y del que manteníamos aquel enorme recuerdo de Indianápolis, donde fue uno de los mejores jugadores del torneo. El gran capitán estuvo torcidísimo para el aro (26% en tiros de cancha) y le costó físicamente. Lo que nadie puede medir es lo que dio fuera de la cancha, y eso sólo lo saben los jugadores y el cuerpo técnico.

LUIS SCOLA (17.6 pts. - 5.0 rebs. - 25 mins)

El mejor jugador del torneo, más allá de que oficialmente se le haya otorgado el premio a Emanuel Ginóbili, que también jugó un campeonato fantástico. Luis fue ofensivamente el interno que la Argentina no tuvo por décadas. Si bien defensivamente le falta, fue tan gravitante en ataque que disimuló el resto. En la final completó 25 puntos y 11 rebotes, como para ponerle la cereza al postre. Ah, salvo en la final, no fue titular en ningún partido y promedió apenas 25 minutos por juego.

LEONARDO GUTIERREZ (1 partido, 3 minutos)

Pocas veces uno puede ver tan alegre a un jugador que en todo el torneo apenas ingresó 3 minutos como ocurrió con Leo Gutiérrez en Atenas. El hombre de Ben Hur fue clave en el aspecto que pocos ven: el apoyo al grupo y la convivencia.

ANDRES NOCIONI (10.0 pts - 3.8 rebs - 24 mins)

El Chapu estuvo perdido hasta la segunda fase, quizá todavía pensando en el sueño que cumplirá este año de vestir la camiseta de Chicago Bulls. Pese a todo, terminó siendo muy importante en los dos partidos finales, sobre todo ante Italia, consiguiendo 9 rebotes con la fiereza que lo caracteriza y que le faltó en los primeros partidos.

CARLOS DELFINO (3.0 pts - 30% cancha, 10 mins)

Carlitos no tuvo las chances que quizá se esperaban, pero a decir verdad tampoco funcionó del todo en sus ingresos, sobre todo con los lanzamientos. De todos modos, hay que decir que resulta difícil rendir sin tomar ritmo, y eso es lo que le ocurrió a Delfino, que con sus 21 años marca dos cosas: que tiene por delante muchos de estos torneos por venir y que, aunque no juegue bien, atrae títulos. Ha ganado ya o estuvo en las finales de casi todo lo que jugó, lo que no es poco.

RUBEN WOLKOWYSKI (4.8 pts - 3.9 rebs - 22 mins)

Uno más de los que no anduvo bien en la fase regular y que terminó siendo clave en los partidos eliminatorios, principalmente en la final, por lejos su mejor partido con 13 puntos. Defendió duro a hombres de la talla de Yao Ming o Tim Duncan y fue clave en la ayuda a los bases en la defensa del perímetro.

RUBEN MAGNANO (8 PJ, 6 PG, 2 PP)

Antes que nada, hay que decir que un equipo que se consagra campeón indudablemente tiene mucho mérito de parte de su entrenador. Y eso a Magnano nadie se lo saca. De todos modos, fue paradójicamente en su máximo logro en donde se le notaron situaciones poco explicables, como la ausencia de un tercer base para llevar a un jugador como Gutiérrez que entró 3 minutos en todo el torneo o su insistencia con Sconochini en la primera fase cuando era evidente que Hugo no estaba bien. Pero, como dijimos, de su cuello cuelga un oro y eso es indiscutible, más allá de las diferencias o roces que su forma de trabajar pueda generar.

Fuente: 
Revista Básquet Plus N°29

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