La espina de no haber clasificado a la cita de 2014 finalmente ha quedado atrás. El año próximo, Argentina volverá a decir presente en un Mundial con su presencia en España 2018, cristalizando así el sueño de todo un equipo y de todo un país. Las Gigantes le ganaron un durísimo y friccionado juego a Puerto Rico 48-44 por las semis de la AmeriCup Femenina que se desarrolla en Obras, consiguieron el anhelado pase mundialista y metiéndose en la final del torneo. Ahora habrá que definir el título ante Canadá, el último campeón, pero esa ya será otra historia porque el primer gran sueño ya está hecho.
Era quizá el partido más complicado de jugar, por los nervios, por lo que estaba en juego y por un rival que se mostró muy regular a lo largo de toda la semana. Pero dentro de un juego físico y difícil ante un rival siempre tuvo vida, la presencia de Agostina Burani resultó determinante para inclinar la balanza a favor de las Gigantes. La pivote de Lanús jugó un partido descomunal por donde se lo mire, con una tarea de 26 puntos y 12 rebotes.
La necesidad de hacer un partido de altísimo nivel como los que venían haciendo durante toda la semana era casi una premisa. Las Gigantes necesitaban salir enchufadas desde el primer minuto, en esa marcha de velocidad que tanto las viene caracterizando para marcar un primer indicio.
Y eso fue lo que sucedió, porque si bien tardó en marcar diferencias en el goleo la realidad es que logró plantar una defensa brillante. Esa defensa secó por completó a las boricuas en los primeros siete minutos, y aunque Argentina no logró marcar un quiebre sí demostró estar mucho mejor parada desde lo anímico y lo conceptual. Dentro de lo mejor que tuvieron las Gigantes en el arranque estuvo el trabajo de Burani, que metió tres taponazos casi consecutivos y dio algunas soluciones adelante.
Argentina cerró el primer cuarto 13-4 arriba, con 9 de esos puntos vía Burani, sin embargo en el segundo periodo Puerto Rico salió de sus crisis anotadora y jugó de forma mucho más suelta y habitual. Algunos puntos de Meléndez ayudaron a que el partido se vaya equilibrando, Argentina aguantó y encontró un par de soluciones importantes (bien Rosset y Durso desde la banca) pero tuvo la negativa salida de Burani. La pivote se torció el tobillo izquierdo en una caída y no volvió a ingresar en ese segundo cuarto aunque fue asistida de inmediato por el cuerpo médico de la selección.
Santana entró para suplir la salida de Burani, y si bien respondió bien le tocó bailar contra los kilos de Jones. A pesar del control nacional, nunca hubo una supremacía amplia en el marcador y por eso las boricuas se arrimaron en el cierre del cuarto. Gibson fue una de las que encaró ese último sprint centroamericano, aunque Argentina mantuvo el liderazgo y se fue 22-18 arriba al descanso.
La buena noticia en el reinicio de las acciones fue el retorno de Burani, sin rastros de aquella torcedura y despachándose con un doble y un triple claves para imponer parcial de 7 a 0. Argentina se empezó a despegar, sufrió por momentos algunos embates boricuas que buscaron equiparar el juego pero siempre hubo alguna alternativa para romper ese aproximo. Burani siguió labrando un partido descomunal, mientras que Santana también hizo un juego muy sólido. La clave, como se suponía, estaba en el juego interior.
Tras cerrar el tercer periodo 35-27 arriba, Argentina siguió sin tener demasiado margen para relajarse porque los bombazos oportunos de Puerto Rico siempre estuvieron presentes. Sin Burani no cortó nunca su inspiradísima noche y parecía que la historia empezaba a definirse. Sin embargo, las de Santander no tuvieron el mejor cierre de partido y con un nuevo triple, Puerto Rico achicó la diferencia a dos (46-44), restando 14 segundos. En el otro costado, Argentina hizo correr el reloj y terminó sumando un par de puntos claves con dos libres de González. Las boricuas fallaron su último ataque desesperado y Obras estalló al unísono con el festejo mundialista del plantel nacional. ¡Son enormes, Gigantes!