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La final arrancó con Brasil algo mejor parado, dentro de un trámite sin demasiadas diferencias. Sin embargo, cuando Argentina subió la presión defensiva a toda la cancha, la historia cambió. De repente, empezó una seguidilla de de pérdidas brasileras con posteriores corridas argentinas, que empezaron a abrir el marcador.

Además, para los dirigidos por Richotti había un buen trabajo en la zona pintada de Lautaro Berra, mientras que desde el banco, Matías Solanas trajo muchas soluciones con su mano caliente. Así y ante un Brasil con muy bajos porcentajes de tiro (sin respuestas ante una defensa zonal), el local terminó 18-11 arriba el primer cuarto.

El segundo período iba a ser el del quiebre para la selección. Todo empezó con una bomba de Solanas que llevó la distancia a una máxima de 11 y continuó con varios robos de un gran defensor como Facundo Corvalán.

La presión en la primera línea de Argentina era insoportable para los externos rivales, que seguían acumulando pérdidas y sufriendo puntos en transición. Corvalán, Vaulet y Valussi brillaron en ese aspecto y al llegar al entretiempo, la diferencia ya era de 21 (43-22).

No demasiado iba a cambiar en la reanudación de las acciones. Argentina siguió marcando diferencias con su media-cancha y aunque Brasil mejoró ofensivamente, entre Vaulet y Corvalán se aseguraron de mantener la brecha por encima de los 20 puntos.

El partido a partir de ahí comenzó a romperse, ya sin la intensidad defensiva de la primera mitad. Los brasileros encontraron algunos puntos fáciles, pero entre Vaulet y otro ingreso productivo de Solanas, el equipo de Richotti pudo cerrar 62-42 arriba.

El último cuarto (que arrancó con una tremenda volcada del gigante de 15 años Francisco Caffaro), ya estuvo de más. Ambos entrenadores rotaron su banco, le dieron minutos a los jugadores con menos presencia en cancha hasta llegar a un final conocido hace rato: 73-49 para Argentina y nuevo título a nivel Sudamericano.

Para destacar fue el quinteto con el que jugó la selección buena parte del último cuarto: Vaulet (1,94 y elegido MVP del torneo), Valussi (1,98), Andreatta (2,07), Berra (2,08) y Caffaro (2,10). Una apuesta a la altura que dio resultado durante todo el torneo y sobre todo, da para soñar de cara al futuro.

Argentina redondeó un excelente torneo, mostrándose un escalón por encima del resto cada vez que jugó con intensidad y concentración. Si esta camada prometía hasta hace un par de semanas, hoy esa ilusión se ha multiplicado. Ahora, estará en ellos y en sus entrenadores alcanzar un techo, que en varios de ellos, está sumamente alto.

Argentina (73): Corvalán 10, Vaulet 18, Valussi 5, Barbotti 4 y Berra 7 (FI); Spano 2, Fernández 7, Solanas 14, Andreatta 0, Ibarra 4, Bruera 0 y Caffaro 2. DT: Marcelo Richotti.

Brasil (49): Ruivo 5, Monteiro 11, Dos Santos 3, Zibecchi 8 y Pereira 8 (FI); De Miranda 3, Santos 4, Galvanini 3, Ferreira 0, Uchendu 3 y Goncalves 1. DT: André Da Silva.

Parciales: 18-11, 43-22, 62-42 y 73-49.

Árbitros: Américo Rodríguez, Ronnye Silva y Pablo Mardones.

Estadio: Alejo Gronda, Resistencia.