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El 2003 estaba por terminar y se venía un año mágico para Ginóbili, con la mayor hazaña del deporte argentino incluida. Sin embargo, todavía quedaban algunas funciones mágicas para Manu.

Era noviembre y los Lakers se enfrentaban a San Antonio en un duelo entre dos de los mejores equipos del momento. El elenco de California caía con todas sus estrellas: Kobe Bryant, Shaquille O'Neal, Gary Payton y Karl Malone. Del otro lado, Manu estaba bastante solo; sus grandes compañeros no decían presente y recibía ayuda de otros nombres como Malik Rose, Jason Hart y Robert Horry.

El encuentro estaba dado para que fuera una paliza por parte de los Lakers. Sin embargo, los de Texas lucharon y llevaron todo a un segundo tiempo suplementario en una liga que recién arrancaba y en la que los de violeta y dorado estaban invictos. Finalmente, fue victoria de Los Ángeles, pero ahora vamos a hablar del increíble partido que tuvo el chico de Bahía Blanca.

Desde las estadísticas ya dominaba. Se hizo cargo del equipo con 33 puntos, 12 rebotes, 7 asistencias y 2 robos. Ningún otro compañero anotó más de 15 tantos. Del otro lado, la Mamba (37) y Shaq (35) se hincharon a puntos. Sin embargo, ambos fueron víctimas del talento de Manu.

Dos de las mejores jugadas del partido las realizó Ginóbili contra la dupla mágica de los Lakers. Primero, encaró a O'Neal, quien cayó en la trampa y le cometió falta a Manu en el tiro. Él quedó en una mala posición para lanzar, pero, fiel a su estilo, se las rebuscó para meter un 2+1 descomunal.

Después le tocó a Kobe. El 20 de los Spurs condujo rápido la contra y, cuando se frenó en la línea de tres, un compañero quedó solo. El único espacio que vio Manu fue entre las piernas de la Mamba, que se comió un caño de novela.