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"Hay un tiempo para jugar y hay un tiempo para ganar. Esa es la diferencia entre un jugador regular y una superestrella", suelen decir varios analistas expertos a la hora de calificar las grandes hazañas de los atletas. Mucho antes de convertirse en un comentarista de élite, Reggie Miller ya había entendido a la perfección ese concepto. Lo hizo dentro de la cancha, como uno de los mejores tiradores de todos los tiempos. Y, si hay un momento que permite comprobarlo, es el que ocurrió hace exactamente 25 años en el Madison Square Garden: la noche en la que anotó 8 puntos en 9 segundos.

La acción correspondió al primer partido de la primera ronda de playoffs entre sus Indiana Pacers y los New York Knicks. Con apenas 18,7 segundos por jugarse, los locales aventajaban a la visita por 105-99. Fue entonces cuando Miller tomó el control del encuentro: recibió la pelota de un saque de banda y, casi instantáneamente, conectó un triple que los puso a tres puntos. Pero no se quedó allí. De inmediato, interceptó la reposición rival cerca de la pintura, corrió hacia el perímetro y volvió a encestar. El resultado ya estaba igualado.

Luego, su compañero Sam Mitchell cometió una falta sobre John Starks. Increíblemente, el escolta (promediaba más del 70% de acierto) falló ambos tiros libres y Patrick Ewing no pudo anotar en la segunda oportunidad. El rebote de ese último tiro cayó en manos del protagonista de la historia, que fue enviado a la línea tras recibir un golpe. Miller, a diferencia de su contrincante, tuvo la sangre fría como para encestar los lanzamientos y poner a los Pacers dos puntos por encima. Todo en cuestión de nueve segundos de juego.

Los Knicks no pudieron concretar en la bola decisiva e Indiana se llevó un triunfo histórico de la Gran Manzana, que hubiera sido imposible sin la actuación frenética de su principal estrella. Esa que, a pesar de estar exhausta, todavía tenía una carta para jugar. Con el MSG prácticamente en llamas, Reggie se encargó de echarle nafta al fuego durante la entrevista postpartido: "Starks se ahogó y nosotros volvimos en grande."