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Quizá la razón por la que, para muchos, Michael Jordan es el mejor basquetbolista (¿deportista?) de la historia, es que nadie pudo igualar su espíritu competitivo. Jordan no tenía manera de manejar esa forma de buscar ganar, y seguramente fue algo que lo afectó cuando dejó de jugar. Pero, para compensarlo, encontró otros desafíos fuera del básquet. 

Ya contamos cuando, también en un partido de golf, el jugador de la NHL Jeremy Roenick lo apuró tras jugar todo el día y beber muchas cervezas, por el partido que MJ jugaría esa noche, y Jordan la rompió anotando 44 puntos y ganando por 24. Pues bien, no es la única historia de ese tipo que tiene en su vida. 

Brooks Koepka, que en el 2019 alcanzó su mejor ranking mundial en golf (número 3), contó la historia que ocurrió hace unos años, jugando con otro grupo de amigos al golf. "Estábamos terminando el penúltimo hoyo y se me ocurrió decir 'te tengo donde quiero', y él, muy tranquilo, me contestó, 'este es el último cuarto baby, y yo no pierdo ahí'. Perdí ese hoyo 17 y también el 18. Fue la última vez que intenté desconcentrarlo con mis palabras".